8. Un momento por minuto.

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"Pido perdón por haber desaparecido por tanto tiempo, pero aquí andamos de nuevo con un nuevo capítulo que les aseguro van a amar"

Capítulo 8
Ethan Babcock

Cuando volví a mirarla, sentí que de pronto todo volvía a ser como antes. Sus ojos rojos por el llanto no opacaban la belleza de su mirada, de los sentimientos que podía transmitir con tan solo verla.

Olivia Rotshild, estaba frente a mí, agarrada de mi remera como si en cualquier momento me fuera a perder. Y nunca podría hacerlo, no cuando puedo sentir su respiración agitada y su corazón latir fuertemente por mí. Todo lo que habia soñado estaba aquí, no faltaba nada más.

Pase la yema de mi dedo sobre su mejilla, limpiando las lágrimas que seguían brotando de sus ojos.

—Todo está bien ahora—susurre, mirándola detenidamente.

Ella reprimió una sonrisa, iluminando todo a nuestro alrededor con ese simple accionar.
—Tenemos que irnos, puede haber alguien siguiéndome— dijo, apartándose de mí.

—¿Alguien siguiéndote?

Ella hizo un gesto de obviedad con las manos.

—¿Paparazzis? —argumentó, intentado hacerme entrar en razón.

—¡Oh! — reí, frotándome el rostro con las dos manos—, lo siento. Habia olvidado que estoy frente a una estrella.

—No has cambiado en lo absoluto, Ethan—bufó, recogiendo un mechón de su cabello detrás de su oreja.

Cielos, era tan hermosa.

—Digamos, que solo he terminado de desarrollar mi personalidad.

—Ya lo veo—sentenció, empezando a acomodarse la chaqueta.

La observé detenidamente mientras se colocaba unos lentes oscuros y una pañoleta negra en el mentón.

—¿Qué hay de ti? —cuestioné, metiendo las manos en los bolsillos—¿Hay algo que deba saber, aparte de todo esto?

Olivia, dibujo una corta sonrisa que poco a poco fue decayendo. Los dos sabíamos que la respuesta era aquel vocalista con el que salía, pero ella intento pasar por alto el simple hecho de que su vida entera estaba en internet.

—Aprendí a tocar el piano—por fin, habló.

—¿En el conservatorio?

—¿Dónde más? —interpuso, frunciendo el ceño.

—Tal vez, alguien te enseño.

Silencio absoluto.

No quería presionarla a que me hablara sobre él o que me contará lo detalles de su relación, pero no soportaba la idea de que alguien más estuviera en su vida. Intentaba aceptarlo, pero no podía. ¿Cómo dejar todo en el pasado sin sentir que perdí lo mejor de mi vida? Es algo que me preguntaba día con día.

—Vamos, es tarde—demandó, sin dar más explicaciones.

Bajamos las escaleras en silencio. Le seguí el paso, hasta llegar a ese coche negro aparcado en uno de los callejones del lugar. Me subí en el asiento del copiloto, esperando que ella dijese algo que pudiera hacerme sentir que eramos los dos nuevamente.

—¿Qué has decidido? —preguntó, mirando el anillo en su dedo.

—¿Quieres que me quede?—sentencie, mirando su perfil.

Su rostro se encendió de inmediato.

—Me he humillado lo suficien…

—Me quedo.

Tu eres mi estrella #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora