Tu eres mi estrella #2

9. La noche de ayer.

Capítulo 9

Olivia Rotshild

"Advertencia: Este capítulo contiene escenas explícitas y temas sensibles que podrían resultar perturbadores. Abordamos emociones profundas y aspectos psicológicos realistas. Si eres sensible a tales contenidos, te recomendamos discreción al continuar."

Lo de ayer habia sido un error. Un grave error, que era incapaz de afrontar.

Luego del beso que nos dimos, no tuve otra opción que ignorar los hechos yéndome del lugar, ambos estábamos de acuerdo con que distanciarnos era lo correcto hasta poder aclarar lo que habia pasado. Ethan, se quedaría ahí, hasta encontrar un lugar cómodo para él, y hasta entonces, esa casa en los exteriores sería nuestro pequeño secreto. Aún no dimensionaba lo que esto podría provocar en nuestras vidas, el tan solo hecho de que la prensa lo descubriera significaba algo terrible para él, y es lo que me encargaría de evitar.

—¡Hey, estamos aquí! — el coreógrafo me hizo volver a la realidad.

Me disculpé y me dispuse a concentrarme en la secuencia del primer acto. Ya habia una pequeña plataforma que simularía la que aún se encontraba en ensamblaje, así que me monté en ella y dejé que el instrumental sonará hasta mi momento de cantar. Los bailarines se treparon en la estructura de manera sincronizada, las luces enfocaron mi rostro mientras me contorneaba al son de la música.

—¡Y entras! —indicó, la directora general.

Empecé a cantar una de las primeras canciones de mi carrera mientras seguía la coreografía. Por alguna razón, me sentía fuerte frente a todo esto, es como si de pronto la Olivia que anhelaba convertirse en artista volvía a mí. Me arrodille y agite mi cabello en un movimiento sensual, para luego dar el salto y que los efectos de humo me cubrieran por completo para dar paso a la segunda canción.

Mi pecho aún subía y bajaba de la adrenalina que acababa de sentir, todo seguía en silencio hasta que volví a enderezarme y todos me miraban perplejos.

—Olivia...

—¿Lo hice mal? Puedo hacerlo de nuevo—objeté, decepcionada.

—Nada de eso—hizo un gesto con su mano para que me calmara—, lo has hecho genial.

—¿Lo crees? —contesté incrédula.

—¡Claro! Joder, la verdadera estrella pop, que el mundo necesita—exclamó, emocionado.

Me froté el rostro extasiada y en el acto, su sonrisa se proyectó en mi mente. No quería admitirlo, pero él era el motivo de esto. Ethan, acababa de remover algo en mí que me asustaba, pero que me hacía sentir viva, tanto así, como para volver a brillar.

Habíamos ensayado seis horas continuas, por el gran retraso de mi parte semanas atrás, estaba cansadísima, pero contenta por volver a sentir mi música como antes. Ahora, lo único que tenía en mente, era poder comer algo y dormir hasta la junta de mañana, o esos eran mis planes, hasta que vi el Porsche negro de Gael en el estacionamiento de mi apartamento.

—¿Qué hace él aquí? —cuestioné de inmediato separándome de mi asiento.

—No lo sé, señorita—Max, contestó un tanto confundido— Pensé que ya lo sabía.

Esto era cosa de los directivos de la disquera. ¿Acaso se habían dado cuenta de algo?

—Lo siento, lo habia olvidado—fingí, para sacarle información—¿Martha, ya arrendo otro lugar para quedarse?

—Sí, lo hizo hace unos días, tiene una terraza increíble por cierto—detalló con plena inocencia.

—Claro...