Y ahora se caen las máscaras de este juego:

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N/A:

1. Cada historia de este compilado es independiente y comprende un sólo capitulo o menos de diez. Si desean que continúe alguna de forma más exhaustiva pueden pedirla en comentarios.

2. Serán relatos que se desprendan de fanarts, teorías locas de twitter o canciones. Todos en torno al ship Wenclair (Wednesday Addams y Enid Sinclair) de la serie de netflix Wednesday.

3. Este mini relato en particular se desprende de la idea de twitter de que Enid podría ser el acosador que se introdujo al final de la serie Wednesday. Va dedicado a @Avrilita2005, quien comentó la teoría en una entrega anterior y su deseo porque escribiera mi punto de vista sobre esa loca idea. Aviso: Esta entrega presenta una relación toxica, un amor retorcido nacido de una obsesión y un acoso. Por favor, aunque de alguna manera funcione románticamente en la ficción, no extrapolarlo a la realidad. Si se encuentran en una situación así busquen ayuda y denuncien.      

4. Para entrar en ambiente pueden seguir la lectura con la siguiente canción K/DA (ft. Madison Beer and Kim Petras) - Villain, que me sirvió de disparador para la escritura de esta entrega.

5. Si ven esta historia fuera de mi facebook (Ale Edith Odörfer), o mi cuenta de wattpad, twitter (Alexiss Wolf - Augen), tumblr (Alexiss-Wolf-Augen) por favor avísenme. Juntos Digámosle NO al Plagio.

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«¿De todos, tú?», se  escapa de tus labios al descubrir quién era tu acosador. Y sí cómo sospechar de quien tu vida fue a salvar. Cómo creer que la chica sin enlobar sabría hábilmente cazar.

Quién podría decir que el arcoíris era tan solo un disfraz y que tras de mi infantil sonrisa se escondía una villana retorcida.

No, nadie podía saberlo; ni siquiera el Addams más experto. Los golpes de la vida me habían hecho el arma más temida.

Ira, envidia, bullendo en cada arteria. Ganas de ganarte una partida, ganas de dominar tu vida.

Rompí tus barreras. Me metí en tu mente, tejiendo telarañas de muerte, y poco a poco sobre ti se ciñeron mis garras.

Mas no conté con tu aguijón y también caí en tus pinzas de escorpión. Veneno delicioso, que en mi mente y cuerpo conmoción causó.

Y ahora que se caen las máscaras de este juego, me dispongo a aceptar mi destino: moriré por tu mano y por primera vez volaré bien alto.

«¿Por qué?», te escucho preguntar. Porque lo tenías todo y más. Una familia, un hogar, un amor y el valor de saber vivir sin la aprobación (de los otros).

Yo coleccionaba decepción, desaprobación y a lo sumo lástima. Y mi familia no era más que un montón de basura, que sólo miseria esparcir sabía .

Debía castigarte por tus dones no agradecer y de paso surgir como el despreciable ser que ellos en mí desean ver.

«Yo nunca te vi así», confiesas. «Siempre sentía, lo mucho que para dar tenías y estaba dispuesta a matar a quienes creían que fallarías».

Ay, mi agudo escorpión, no quieras destruir mi baile final con tu melosa declaración y ya clava en mí tu puñal.

«¿En verdad tu plan siempre fue matarme?», preguntas de repente. Tiemblan mis piernas al darme cuenta de qué respuesta de mis labios saldrá.

Al principio así era, pero todo cambió aquella fatídica luna llena. Me enlobé y mi macabra obra se volvió retorcidamente intimista.

Te empezaba a ver con ojos egoístas. Eras una joya en fuego labrada, en la que me quería quemar.

Fue por este tonto desliz, de mi lobo infeliz, que me pudiste esta noche atrapar y ahora tan solo quiero mi final abrazar.

Clava, horrendo cuervo, tu puñal de plata ahí en medio de mi pecho y libera, de mis garras, tu alma.

Te acercas cuchillo en mano: «Tus cartas bien has jugado, astuto lobo embustero», dices a pocos pasos de mi pecho.

Tu respiración se mezcla con mi aliento: «También tuve ganas de matarte al principio». Confiesas, a nada de concretar tu deseado cometido: «Pero más que lobo eres araña y en tu red he caído»

Dejas caer tu cuchillo, pones tus manos en mi pecho e inicias un beso lento, pegando tus labios a los a míos.

Ambas sabemos que nuestros perfectamente planeados caminos, salvajemente, se han torcido. Que en nuestro propio juego nos ha vencido este amor brutalmente retorcido.

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