Sueños de amor - Relatos (Romance gay +18)

Mayka y Bryce 🔥🔥🔥

«A veces el amor nos vuelve imbéciles».

Mayka Callum recordó la frase de Anael Morgan que aun repicaba en sus oídos. No podía quitarla de su mente, en el fondo sabía que estaba en lo cierto.

Los días pasaban y estaban muy cerca del año nuevo. La vida había cambiado en un giro radical y, por primer vez en mucho tiempo, supo que todo valía la pena, incluso el dolor.

Mayka formaba parte de uno de los clanes de asesinos más poderosos de Europa. Su vida siempre había girado en torno a las intrigas, traiciones, secretos y misoginia. Sí, había nacido mujer y eso era prácticamente una deshonra dentro del clan. Desde pequeña aprendió que nadie le daría derechos, debía ganárselos. Era la menor de 3 hermanos. Unos hijos de puta los cuales adoraban humillarla. Mayka fue consciente de que no lo permitiría, se tornaría invencible incluso si tenía una vagina. Así fue como a lo largo de los años se tornó una mujer fuerte, acompañada de sus primos que amaba, Ian y Dominic que jamás la menospreciaron.

Sin embargo, la necesidad de pertenecer a una familia manchada con sangre de cientos siempre estuvo allí. Mayka quería, en el fondo, ser parte. Nunca advirtió que ella ya lo era, le gustara o no, a su malvada familia.

Pocas veces salía a divertirse, quizás entendía que las mujeres de su familia no tenían ese derecho. Sin embargo, en una de sus pocas salidas conoció en un club nocturno al hombre que desataría cada uno de sus deseos. Ese que la cambiaría para siempre y le mostraría que más allá de una asesina poderosa, era una mujer bella que merecía placer, pero sobre todo amor.

Bryce Morgan era el mayor de su familia, una compuesta por 6 hermanos, los cuales se dedicaban a la misma profesión de los Callum. Sin embargo, no gozaban del mismo prestigio y su concepción de familia era mucho más profunda. Sus padres se amaban, y los habían criado en un entorno en donde la lealtad y la hermandad eran todo. La primera vez que Bryce vio a Mayka ni siquiera sabía quien era. Fue su hermano Eric quien días después le confesó su identidad. A Bryce no le importó, así como tampoco los consejos de Eric y sus advertencias.

«Aléjate de ella, nos destruirá».

Bryce había decidido que esa mujer sería suya, aunque tuviera que matar a cada maldito Callum que se interpusiera. Lamentablemente, estos se le adelantaron y en una eliminación de la competencia decidieron borrar a los Morgan de la faz de la tierra. No lo lograron, algunos pudieron escapar y rearmarse, entre ellos, Bryce quien sobrevivió a un disparo en el corazón de su amada Mayka, de esa mujer que era todo para él.

A partir de allí en todo lo que Bryce pensó fue en la venganza, no obstante, el reencuentro con Mayka dos años después le demostró una sola cosa. Esa mujer lo amaba, a pesar de lo que había hecho, y él, aunque buscara odiarla con todas sus fuerzas, sentía que su cuerpo latía con ímpetu cada vez que sus miradas se cruzaban. Muy pronto se encontraron enredados en una telaraña de intrigas que rodeaba a Ian Callum, el primo de Mayka. Y esta vez, ambos sobrevivieron.

Mayka jamás se perdonaría haber herido a Bryce cuando solo le dio amor. Los Morgan siempre la tendrían vigilada. Ella era un arma letal y su hermano mayor, el «demonio» como todos lo llamaban, no tenía defensas contra esa hechicera disfrazada de ángel.

—¿En qué piensas? —. Bryce le acarició la mejilla mientras iban en un avión desde Inglaterra a España. Toledo era el destino que ambos buscaban. En donde había vivido Mayka desde el desastre que casi se lleva la vida de su amor.

—Nada importante—. El hombre rio y le acarició el brazo. Mayka llevaba un vestido negro de mangas largas con un pronunciado escote y botas del mismo color. Un abrigo de piel sintética sobre los hombros. Bryce la observó como siempre lo hacía, con intensidad y veneración.