Christian y Alan 🔥💖

1.1K 101 280
                                    

«No puedo más».

Christian observó a su marido quien se humedeció los labios despacio con esa linda lengua rosada. Los dedos recorrieron el cabello y estiraron esos rizos negros. Christian estaba a punto de tener una erección, y no era el momento ni el lugar, sobre todo cuando tenían de visita a sus vecinos más cercanos. Vecinos, los cuales, eran demasiado chismosos para dejar que se entreviera algo así.

Eran vísperas de año nuevo. La nieve se extendía por toda Alaska, el viento venía en ráfagas poderosas por lo que pocas personas transitaban las calles. Pocas, excepto sus malditos vecinos.

Tim y Louise eran una pareja de ancianos de unos ochenta años que, a cualquiera le caerían bien, excepto a Christian, y el motivo era muy obvio.

Esos viejos jamás lo saludaron mientras vivió solo.

«Es que tú debes haber actuado como un ermitaño».

Eso le había dicho Alan, su esposo, cuando conoció a esa pareja de viejitos «adorables».

Christian no había actuado como un ermitaño, al menos no desde su perspectiva, para él sus vecinos eran unos imbéciles que le daban la espalda cuando pasaba con su camioneta destartalada. Y ahora estaban en su hogar, bebiendo chocolate caliente junto a su esposo quien reía de manera amistosa, mientras él solo quería derramar la bebida sobre Alan y lamerlo por cada rincón de su cuerpo.

—Tienen una casa muy linda—dijo Tim mientras daba un sorbo a la bebida.

—Está igual al año pasado—replicó con una sonrisa falsa.

—Bueno, yo...

—Y el año anterior también.

Alan le dio una mirada de reproche ¡Como si él fuera descortés!

—¿Sus hijos?—preguntó Tim que ya intuía que la conversación terminaría mal.

—Vendrán en algunas horas—agregó Alan—. Han estado en México para la navidad. Vendrán con unos amigos nuestros.

—¿Mexicanos?

Alan frunció el ceño ante el comentario de Tim. Había un borde allí.

—Sí—replicó Christian—, pero tranquilo, no son criminales.

Tim sonrió. Ni siquiera fue por amabilidad, simplemente quería evitar una discusión con uno de los dueños de casa.

—Les pido disculpas si me comentario sonó mal—explicó Tim—, es que no vienen muchas personas, y menos a esta parte de Alaska.

«Y con gente tan hospitalaria como tú, lo dudo».

Christian se mordió la lengua. Alan tocó su pierna. El hombre observó a su esposo, sus ojos lo dijeron todo.

«Contrólate».

Christian tragó saliva, y la conversación con los vecinos continuó.

Una vez que los malditos se marcharon, Christian observó por la ventana a los viejos que por poco eran arrastrados por el viento.

—No hay mostaza—agregó Alan quien no le había dirigido la palabra.

—¿Qué?

—No hay mostaza para el aderezo preferido de Irina.

—Pues ponle más mayonesa.

—Christian, ¡está embarazada! Quieres que tu nieto salga con cara de mostaza.

Christian entornó los ojos.

—¿En serio todavía creen en esas cosas?

—Escucha.—Alan se acercó y lo miró de frente—. He tenido bastante paciencia contigo desde hace rato. Empezando por tu trato a los vecinos.

Sueños de amor - Relatos (Romance gay +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora