xvi. the river acheron

184 28 0
                                    

VENUS.

Después de caer al Tártaro, saltar casi cien metros hasta la Mansión de la Noche debería haber sido rápido.

En cambio, el corazón de Venus parecía ralentizado. Entre un latido y otro, tuvo tiempo de sobra para escribir su propio obituario.

«Venus Black, fallecida a los dieciséis años».

POM, POM.

«Fallecida a causa de múltiples heridas sufridas al saltar como una idiota al abismo del Caos y despachurrarse en el suelo del vestíbulo de la mansión de Nix».

POM, POM.

«Deja a su tío y a su padrino postizo que apenas la conocen».

POM, POM.

«En lugar de flores, por favor, envíen donativos al Campamento Mestizo, suponiendo que Gaia no lo haya destruido ya».

Sus pies tocaron suelo firme. El dolor le recorrió las piernas, pero avanzó dando traspiés y echó a correr, arrastrando a Percy detrás de ella.

Encima de ellos, en la oscuridad, Nix y sus hijos se peleaban y gritaban:

—¡Ya los tengo! ¡Mi pie! ¡Basta ya!

Venus siguió corriendo. No podía ver de todas formas, así que cerró los ojos. Empleó sus otros sentidos: permaneciendo atenta por si oía el eco de algún espacio abierto, tanteando para percibir corrientes, oliendo en busca del más mínimo aroma de peligro (humo, veneno o hedor de demonio).

Los sonidos de los hijos de Nix se alejaron. Era una buena señal. Percy seguía corriendo a su lado, cogiéndole la mano. Eso también era bueno.

Delante de ellos, a lo lejos, Venus empezó a oír un sonido palpitante, como si los latidos de su corazón resonaran amplificados hasta tal punto que el suelo vibraba bajo sus pies. El sonido le infundió terror, de modo que dedujo que debía de ser el camino a seguir. Corrió hacia él.

A medida que los latidos aumentaban de volumen, empezó a percibir olor a humo y oyó un crepitar de antorchas a derecha e izquierda. Supuso que habría luz, pero una sensación reptante alrededor de su cuello le advirtió que cometería un error abriendo los ojos.

—No mires —le dijo a Percy.

—No tenía pensado hacerlo —contestó él—. Lo notas, ¿verdad? Seguimos en la Mansión de la Noche. No quiero verlo.

«Chico listo», pensó Venus. Solía tomarle el pelo a Percy por ser tonto, pero en verdad su instinto siempre daba en el clavo.

Fueran cuales fuesen los horrores que aguardaban en la Mansión de la Noche, no estaban concebidos para los ojos de los mortales. Verlos sería peor que mirar la cara de Medusa. Era preferible correr a oscuras.

Los latidos aumentaron, y las vibraciones recorrieron la espalda de Venus. Era como si alguien estuviera dando golpes en el fondo del mundo, exigiendo que le dejaran pasar. Notó que las paredes se abrían a cada lado. El aire tenía un olor más fresco… o, como mínimo, no tan sulfuroso. Se oía otro sonido, más próximo que las profundas palpitaciones… un sonido de agua corriente.

A Venus se le aceleró el corazón. Sabía que la salida estaba cerca. Si conseguían salir de la Mansión de la Noche, tal vez pudieran dejar atrás al grupo de demonios.

Empezó a correr más rápido, y habría acabado muerta si Percy no la hubiera detenido.

( • • • )

—¡Venus!

Percy tiró de ella hacia atrás justo cuando su pie tocó el borde de una cavidad. Ella estuvo a punto de precipitarse en quién sabía qué, pero Percy la agarró y la abrazó.

² 𝐹𝑂𝑅𝐸𝑉𝐸𝑅 𝐴𝑁𝐷 𝐴𝐿𝑊𝐴𝑌𝑆 ❪ heroes of olympus ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora