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—¿Lis? —la videollamada se cortó mientras Lisa le contaba su día

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—¿Lis? —la videollamada se cortó mientras Lisa le contaba su día.

La señal esos días en la ciudad estaba fallando, y sumemos el hecho de que la diferencia de horarios complicaba que hablaran continuamente.

Habían pasado cinco meses, seis semanas y tres días desde que fue a dejar a la linda omega con olor a fresas al aeropuerto, la vio irse con su grande maleta amarilla y su mochila celeste, la despidió con un abrazo cariñoso y unas palabras de aliento mientras la linda omega sonreía lo más posible.

Rosé esperaba recordar por todos los meses el dulce olor de la omega y la suavidad de su piel.

Al final el viaje de Lisa se extendió un poco porque también tuvo que ir unas semanas a Taiwán, lugar hermoso para la omega, pero con pésima recepción.

—¡Demonios! —Rosé cerró la laptop y salió de su oficina en la clínica.

Rosé estaba enojada y más fría de lo usual.

Extrañaba a Lisa, solamente podían hablar cuatro veces a la semana por videollamada, y gracias a la falla en la señal del área de su consultorio y departamentos, se habían cortado sus conversaciones a tres veces por semana.

JiSoo vio a Rosé sorprendida mientras cargaba un gran bulto de alimento al área de recuperación de perros.

Wow —JiSoo se detuvo un momento—. ¿Te sucede algo?

—La maldita señal de esta maldita área. —Rosé gruñó.

—¿Otra vez se cortó tu videollamada con Lalisa?

Rosé asintió, molesta.

Awww... —JiSoo dijo con ternura—. Extrañas a tu omega.

Rosé rodó los ojos.

—No es mi omega —dijo seria—, pero obvio que la extraño.

JiSoo rió divertida.

—¿Cuándo regresa? —JiSoo hizo que Rosé cargara el grande bulto de alimento.

Rosé hizo una mueca.

Aun no sabía Lisa.

Estaba apunto de decirle un aproximado antes de que la llamada se cortara.

—Aún no sabe, pero espero que pronto —la Australiana gruñó molesta—, mi madre se casará de nuevo en unas semanas y no quiero ir sola.

—Yo iré a la fiesta —JiSoo frunció el ceño—, no estarás sola.

—No quiero estar contigo toda la fiesta y ver cómo fracasas ligando —Rosé suspiró—, además, si llevo a Lalisa mi madre dejará de intentar que yo salga con su secretario.

Estaban en el área de recuperación donde tenían perritos que se estaban recuperando de cirugías.

Rosé se acercó a Óscar, un gran pastor alemán que tenía su pata rota.

cute vet ଓ chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora