La Propuesta.

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2015, en China.

Era una mañana pasiva, y con mucha neblina en Beijing, tres edificios curvilíneos y asimétricos, dos de los edificios son bajos destinados a centros comerciales y otro más alto de 200m que es una torre de oficinas, con una estructura digna de admirar, las líneas interiores y exteriores corren en 360 grados, un diseño típico de Zaha Hadid.

En una de los edificios pequeños que estaba unos de los centros comerciales, se encontraba en la cafetería, Amy Goulding, estaba inquieta como si esperase a alguien, levanto la mirada del suelo, y observo como la mesera Chang, llevaba un café a su mesa.

–Capuchino señorita–le dice la mesera.

–Gracias –le contesta Amy, con molestia.

La señorita Chang se aleja ofendida y murmura para si, " ¿qué le pasa a esta igualada?" arruga el ceño y camina hacia la mesa trasera, se comienza a reír por tal pensamiento que no le pertenecía inducido por las novelas mexicanas, haciendo tal picaría gestual detrás de la señorita "repugnancia", el diseño de su mente era considerablemente entendido si se conocía la providencia de ello...  acababan de llegar nuevas personas y reflejaba en su cara de pavo real, disgusto, no le apetecía estar rodeada de muchas personas, lo cual era notablemente para la mesera. A merced de su jefe tenía la tarea de aguantar a los humanos,  Amy reflejaba los nervios así, con ese tipo de comportamientos.

Repica una llamada, con la clásica melodía de violín de Mozart, ella contesta con cólera

– Gozaría verte hacer algunas de mis labores, a ver si te compadeces de tus súbditos 

– Ay por favor, dice la voz masculina a través del teléfono.

Sus ojos en blanco hacen su típica acrobacia.

–Llevo una hora aquí – le dice con un tono dulce– voy a esperar un momento más, si él no llega, pues me iré, ¡así de simple!, colgó el teléfono, sin tiempo a que respondiera, así manifestaría que no estaba muy contenta con la idea de esperar, además él ya había vivido varios episodios similares, y aun seguía trabajando a su lado, y ¿qué más daba? Para ella los monstros iridiscentes le valía.

Mira la pantalla de su móvil, 10:30 am con el fondo de pantalla de unos ojos violeta y azules, "Heterocromia", pensó satisfecha, a ella le encantaba todo ese tema de los ojos extraños, a veces se preguntaba, por qué no tenía unos raros, y por qué solo tenía unos ojos color avellana, pero pensó que lo importante era que a muchos chicos les encantaba el color de sus ojos, "Si eso, es lo importante" mente vacía, por supuesto.

Tomaba su capuchino con la idea de irse al terminarlo, sus ojos se destinaron a observar la puerta de la cafetería con un estilo colonial, la madera era rustica, pero le obsequiaba un toque muy original a la cafetería, a su lado estaba una copia de "El Jardín de las delicias" un cuadro tan loco como la chica norteamericana que lo observaba, con destreza y claridad, pero tan valioso como la chica que le miraba detenidamente, esa chica que aún no se exteriorizaba por ser un monigote. Amy deseaba admirar el cuadro original de Hieronymus Bosch, se imaginó que detallarlo en físico sería mejor que en fotografías o una copia, claro pero que no hubiese nadie husmeando por ahí.

Dejando sus pensamientos de lado, escuchó unos pasos a través de los peldaños que comunicaban la entrada a la cafetería, y se preguntó si podría ser la persona tan esperada, a la entrada de la puerta, se pudo admirar que entraba un hombre muy atractivo.

Ella se retuerce.

Él se acerca a su mesa, con el presentimiento que era ella con la persona que tenía que verse

– Buenos días– le dice Amy– Soy el Dr. James Watson– le estrecha su mano derecha, ella hace lo mismo, exhalando el perfume del doctor

– Yo soy Amy Goulding, menuda espera– le mira con desdén–Ya estaba por irme

–Lo siento mucho, en verdad no tenía muchas ganas de venir

– No parece una respuesta muy madura– le dice con amabilidad– ¿sabes para lo que estás aquí?

–En verdad no mucho

Ella suspira saca de su maletín negro, una carpeta del mismo color, y se la entrega en mano al doctor Watson. Él, la ojea y frunce el ceño, al parecer no ha entendido mucho, la propuesta ofrecida por la señorita.

– ¿Me podrías explicar por qué...

– Veras no sé porque él te escogió, es algo sumamente importante–le dice ella con profesionalidad – no veo porque tanta duda, es algo detestable.

– ¿Cómo se llama la chica?

–Esa información no se me ha sido autorizada para informarte

– ¿Cuántos años tiene?

–Tiene 16 años– le dice ella con una mirada penetrante, y con voz suave, pero ronca– Tienes 3 días para analizarlo–le señala la carpeta, y le da una tarjeta en sus manos– llama al Sr. Castillo, cuando tengas una decisión en concreto.

– Gracias, tengo que irme, para pensar esto con más claridad.

– Hasta nunca – le sonríe satisfecha

Amy se quedó fantaseando con la idea de compartir más con él, ese hombre le había despertado, el deseo.

Lo que el Doctor Watson, no sabía era que, la decisión que tenía en sus manos, cambiaría por completo su vida y también, la vida de dicha muchacha, a la que estaba involucrada en unos planes inciertos, muy lejos de su alcance, pero tan cerca de su llegada...

Y0Gl6/vx hP


Ikap Sust y los cuervos hambrientos -Jahaziel Torres |#WOWAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora