Día 3: Instinto

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A diferencia de los dos días anteriores la temperatura era agradable, ya no tenía que sufrir por las lluvias que ingresaban por la inexistencia de dos paredes que no cubrían por completo la cabaña. Ahora el hogar que construyó Tanizen para los dos entregaba un refugio perfecto, las dos camas estaban ubicadas a una distancia prudente, pero no demasiado alejadas.

Noni permanecía pensativo y casi no pudo dormir esa noche, no después de lo sucedido durante el día con su "jefe".

El amanecer ya iba a aparecer y el híbrido quería cooperar con el desayuno, deseando que Tanizen no se llevara toda la carga. Intentaba empujar el recuerdo de la lengua de su compañero rozándose hasta humedecer la glándula. Inconscientemente, Noni llevó una de sus manos hacia este lugar para tocarlo preguntándose ¿Qué se sentiría llevar la marca de un alfa? ¿Sería demasiado doloroso?

Era entonces que recordaba que la mayoría de esos momentos se daban en medio de un encuentro íntimo con la pareja elegida, hasta ahora Tanizen se había dejado llevar por ese "instinto" animal que llevaba dentro y a eso lo atribuía. Sin embargo, en ese momento sentía como si los ojos de su jefe le estuvieran atravesando la parte trasera de la cabeza, pero cuando giraba a verle este se encontraba plácidamente dormido.

—Voy a enloquecer. —Susurró cubriéndose con la manta hasta por encima de la cabeza, permaneciendo de lado en dirección de Tanizen.

Intentó buscar respuestas a las acciones de su jefe, pero no llegaba a ninguna conclusión. En su estancia en los pueblos los comentarios subidos de tono eran pan de cada día, entre ellos también existían. Sin embargo, jamás fueron al grado de tocarse de esa manera. A Noni lo avergonzaba demasiado y no pudo soportar mantener la mirada hacia Tanizen, así que se levantó de la cama y caminó en dirección de los cofres, no hubo tiempo de moverlos.

Como no existía caña de pescar no tuvo más opción que crear una, al hacerla se dio cuenta que tendrían que buscar material. La idea de pescar se le vino a la cabeza, pero lo importante en ese momento era cocinar algo que les sirviera. Dejando la caña dentro del cofre se volteó para mirar a la zona de plantación donde tomó varias patatas o las que le parecían maduras, llevándolas a cocinar.

— ¿Y si está cerca de su celo? No lo creo ¿O sí?

El hibrido permanecía tan perdido en sus pensamientos que ni siquiera escuchó la puerta abrirse, un desaliñado Tanizen se levantaba pareciendo de bastante mal humor, pero en cuanto sintió el aroma a vainilla llegar hacia su nariz el que intentaba mezclarse con la comida que preparaba Noni.

—Me alegro de que prepares algo para el desayuno que me muero de hambre.

La repentina frase de Tanizen hizo que Noni se levantara de donde se encontraba sentado, mirando a su jefe estirarse percatándose del aroma a lavanda que este mostró, casi estaba seguro de que lo estaba marcando.

—Creí que despertaría más tarde, jefe, pero ya estará listo. No se preocupe. —El nerviosismo en Noni era reconocible para cualquiera. No se atrevió a mirar a los ojos al alfa durante mucho tiempo y se mantuvo observando el fuego.

—Pude percibir que no estabas ahí así que me desperté.

— ¿No puede dormir sin mí? ¿O qué, jefe? —El tono divertido salió sin más acompañado de una risilla del castaño, pero cuando no escuchó ningún comentario o golpe por parte de Tanizen lo miró por el rabillo de su ojo encontrándose con una sensación parecida al de una presa bajo el acechamiento del cazador—. ¡Ay, qué calor hace hoy! ¿No lo cree?

—Sí, hace mucho calor.

Para ese momento, Noni ya quería llorar porque estaba seguro de que en cualquier momento las manos de su jefe estarían encima, pero eso nunca llegó.

Omegacember﹙NONIZEN﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora