Día 5: Autocontrol

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Esa mañana Noni se sentía extraño, pero demasiado extraño.

Cuando despertó se había acurrucado contra su cama frotándose contra las sábanas desesperadamente, pero cuando logró reaccionar del todo se detuvo, ya que le pareció una actitud rara.

—Noni, me adelantaré a buscar algunas cosas. Tú ocúpate de revisar si tenemos suficiente comida, una vez que termines me pides coordenadas para que me alcances.

—Sí, jefe.

A pesar de haber avanzado en su relación los tratos no se perdían, aunque no era algo que les incomodaba. Al desaparecer Tanizen miró el camino por el cual se fue, un sentimiento creció en su pecho como si el alfa se hubiese despido para marcharse por días. Olvidando esa sensación fue hacia el río para al menos lavarse la cara ya más tarde se daría un "baño".

Y... Terminó por darse un baño en ese momento aprovechando que Tanizen no estaba, dejando su ropa en la orilla. Contaba con una muda de prendas en el cofre, así que no tendría mayor problema para cambiarse al acabar. Comenzaba a relajarse en el agua incluso flotando boca arriba dejándose llevar por esa agradable sensación.

Regresó a su posición inicial para continuar quitando los rastros de sudor el cual aparecía bastante a causa de los acercamientos de Tanizen. Antes de salir de casa ni siquiera vio la marca que tenía le causaba curiosidad. Los brazos del rubio rodeándole era una sensación que lo calmaba, pero que también lo encendía.

Las manos de Noni dejaban caer el agua sobre cada brazo, pecho, abdomen, así como en medio de sus piernas.

De pronto, la imagen de Tanizen atravesó sus pensamientos y ya no eran sus propias manos las que se tocaban, era como si los dedos fuesen más duros contra su piel y eso le hizo jadear, ese simple sonido envió una nueva energía que se desprendió al grado de sentir un tirón en la entrepierna.

— ¡Noni!

La nube placentera hizo que las caricias frenaran y con esto, el hibrido casi se ahogó al chapotear torpemente sobre el agua hasta que recordó de bajar las piernas e intentar respirar cuando le fue posible.

— ¡Noni! Pero ¿Dónde carajos te has metido?

Tanizen iba avanzando a pasos apresurados, ya que había olvidado una de sus herramientas y supuso que Noni sabría donde se encontraba en caso de que no estuviese en el cofre. No esperaba a encontrarse casi de frente con el omega. Este permanecía en el agua mojado y eso hizo que el rubio arqueara una ceja deslumbrándose con el cuerpo.

—Vaya, de haber sabido que me recibirías de esta forma te habría acompañado en el baño.

— ¡Jefe, dese la vuelta rápido! Qué vergüenza.

— ¿Sabes que no podrás seguir ocultándote de mí todo el tiempo? —Debatió y contra su voluntad se giró.

—No me oculto sólo que es... Raro que me encuentre de esta manera.

—Noni, cuando llegue tu celo ¿Seguirás comportándote como una novia de pueblo?

—Por supuesto que no. Ese día no sabremos quien será el que se termine follando al otro.

Noni podía guardarse ciertos comentarios maliciosos, pero de vez en cuando no le importaba colocar en problemas a su jefe. La tensión en la espalda del alfa junto al aroma tan delicioso que desprendía casi le hacía colocarse de rodillas frente a él, había varias ideas con las cuales podría desahogar el fuego que lo quemaba lentamente por dentro.

—No te sientas listillo, Noni, que ese día te convertirás en mi omega.

—Y usted en mi alfa ¿Cuál es el problema?

Omegacember﹙NONIZEN﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora