Día 4: Cuello

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—Usted quiere decir que quiere que seamos... Pareja ¿No?

—Sí, así es.

—O sea ¿Usted ser mi alfa y todo lo que conlleva?

—Sí, Noni.

—Es decir ¿Quiere meterme su...?

— ¡Que sí, Noni, hijo de puta!

— ¡Oiga! Que yo sepa las parejas no se gritan ni se insultan, mucho cuidadito, señor. Yo tengo la última palabra.

—Dios mío, en lo que me he metido.

El rubio tenía en cuenta que declararse a Noni no sería una tarea sencilla, incluso tenía pensado ir paso a paso, pero no pudo contenerse cuando lo tenía a unos cuantos centímetros de su rostro. Aunque obtuvo la recompensa de ver apenado al castaño, riéndose con nerviosismo sólo para ocultar parte de sus sentimientos.

—Señor, entiéndame usted siempre ha dicho que yo sería la última persona en quien se fijaría. Y lo entiendo, aun así, eso no quita que me sorprenda todo esto ¿Seguro que no es una broma suya?

—Entiendo que tengas miedo, por eso podemos ir poco a poco. Te conozco como un compañero de aventuras, mi mejor amigo, pero no como amante.

Cuando Tanizen acabó de hablar notó como los colores se le subían al rostro de su compañero, lo cual le hizo sonreír gustoso por ser él quien lo provocara.

—J–Jefe, escuche... Esto es demasiado para mí. Madre mía, me estoy mareando.

—Venga, que ahora te haces el desentendido que casi siempre me andabas mirando el culo.

— ¡Eso no es verdad!

—No me trates de mentiroso, vaca mugrienta. Recuerda que sigo siendo tu jefe y no por ser mi omega tendrás beneficios.

— ¿Entonces para qué querría ser su pareja? Pff, lo tengo que pensar, señor. Aunque usted no lo crea puedo ser un omega muy codiciado.

Para ese momento, la discusión llegaba a ser ridícula, pero así eran ellos dos. Compartían risas en medio de sus charlas y ahora no veía ninguna diferencia. Tanizen estaba seguro de la decisión tomada y entendía el temor de Noni, era un nuevo paso para ellos.

—Vamos a buscar algo de material para seguir construyendo nuestra casa, que donde dormiremos es sólo un almacén.

—Señor ¿Usted quiere volver al pueblo alguna vez? Y... ¿Sabe lo que eso significa si nosotros estamos juntos?

El león ya no se encontraba cerca y ambos amigos decidieron tomar una dirección opuesta por donde el animal se había marchado. Construyendo un bote, se subieron a este siendo Noni quien lo conducía para atravesar el río.

—No creo que sea ninguna sorpresa, querido. Ya lo dijo Juan una vez: no sería raro tener nuestras cositas, ya que pasamos bastante tiempo juntos.

Tanizen se había aprovechado de su posición para recargar el mentón sobre el hombro del castaño, el que tembló e intentó mantener la compostura, pero sentir el cálido aliento del alfa cerca de su nuca era algo complicado de manejar.

—P–Pero ahora sería diferente ¿No tiene miedo del que dirán?

—Noni, tú sabes que a mí me la suda lo que opine el resto. Regresaremos al pueblo en algún momento y no dudes en que ese día tendrás mi marca en tu cuello.

A Noni casi se le cae uno de los remos por esa afirmación. Estaban demasiado juntos, se le pasó por la mente la ocasión en que compartió la misma situación con el otro Tanizen, sin embargo, el jefe de esta dimensión no tenía un mayor respeto por su espacio personal.

Omegacember﹙NONIZEN﹚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora