Episodio treinta y dos

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Cambios.

Me fui angustiada de aquel café, no podía mirarle la cara a Emiliano, no ahora.

Gavi sugirió irnos a mi casa, para hablar mejor las cosas y demás, por lo que acepté.

Fuimos en mi auto, charlando pacíficamente, esta presencia me gustaba, pero no era suficiente.

Llegamos y nos bajamos, para luego, al entrar sentarnos en el living.

- ¿Quieres algo de tomar? -pregunté.

- No, mi amor -me sonrió y nos sentamos.

- Quisiera hablar del incidente de hoy, si no te molesta -cuestioné y se negó- Bien, sabes que el amor que me tiene Emiliano es inmenso, y eso nadie se lo puede quitar, como mi amor por él. No te digo que te soy infiel, Pablo, pero entiéndeme. Mi primer amor, novio y casi esposo. ¿Me voy explicando?

- Buenísimo, guapa. No ha pasado nada entre nosotros, ¿sí? Pero, si te parece, hasta que no hayan rastros de una vuelta por parte de ustedes, te podré seguir tratando como estamos, ¿quieres? -cuestionó y asentí- Te ayudaré a estar con él, porque tu felicidad es la mía.

Luego de la charla y un poco más de besos, se fue, dejandome sola. Llamé a Ota para que viniera a hablar y comprar algunas cosas para la fiesta de esta noche, también para contarle.

- ¡LLEGUÉ! -grito de abajo y sonreí.

- Hasta que por fin venis -exagere.

- Marti de mi vida, tenes que saber algunas cosas -me hizo seña para que fuera- Emi no ha parado de pensarte pero... El ha tenido minas, muchas -exageró con sus manos-, pero según él... Con ninguna puede olvidarte. Dijo que aquellas locas lo incitaban a comerse y tal, pero que ni una aceptó, solo algunos besos pero boluda, ¡LO VOLVES LOCO! -me pegó leve en la cabeza y reí.

- Pablito me ayudará a que nos reconciliemos -dije.

- ¿QUÉ? -se paró.

- El decidió que es mejor que vuelva con Emi, ¿tanto se nota que nos necesitamos?

- Sí -afirmó-, podemos hacer alguna reunión, y después nos vamos picando al living, y se quedan en el patio -sugirió.

- Buenísimo, avisaré a Gavi. -le sonreí y fui a prepararme, sin antes avisarle a Pablo.

Terminé de llamarle y aceptó gustoso, era tan lindo poder tener a un ex tan servicial y comprensivo.

Subí a bañarme, mientras abajo, Otamendi hacia algunos brownies para llevar.

Me cambié y maquille, como siempre. Había empezado a refrescar y eso ya no me gustaba en Argentina.

 Había empezado a refrescar y eso ya no me gustaba en Argentina

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𝖨𝗇𝗌𝗎𝗉𝖾𝗋𝖺𝖻𝗅𝖾𝗌. || 𝖤𝗆𝗂𝗅𝗂𝖺𝗇𝗈 𝖬𝖺𝗋𝗍𝗂𝗇𝖾𝗓. Ⓒ︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora