Capítulo 3

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Levantando su arma, Hyukjae se estabilizó justo frente a Donghae. —Quítate la máscara —ordenó—. Ahora. —Donghae usó su mano libre para quitarse poco a poco el pasamontañas, revelando un pelo castaño claro bañado en sudor y el rostro más hermoso que Hyukjae había visto nunca. El felino lo tenía todo a su favor, los pómulos altos, una mandíbula fuerte y unos labios carnosos y sensuales que rogaban ser mordidos. Casi como si leyera sus pensamientos, las esquinas de la boca de Donghae formaron una sonrisa perezosa.

—¿Es aquí donde nos besamos? —preguntó, con la mirada hambrienta observando audazmente la longitud del cuerpo de Hyukjae.

—¿Siempre dices lo primero que te viene a la cabeza? —preguntó Hyukjae sin bajar el arma. Tenía la furtiva sospecha de que Donghae no se sentía amenazado en absoluto. Tal vez porque sabía algo más que él, o tal vez porque el hombre solo era demasiado psicótico para permanecer con el rostro serio mientras le amenazaban con un arma de fuego.

—Sí, es uno de mis defectos. Mi hermano Yunho dice que nací sin monólogo interior. —Donghae le dio una mirada traviesa que parecía más sexy de lo que debería. — Entonces, ¿a dónde vamos desde aquí?

Por un breve momento de locura, Hyukjae quería gritar, '¡a mi cama!' Todo lo que podía pensar era en cómo se sentiría tener el cuerpo de Donghae sobre el suyo, la dura polla del hombre presionando contra él. Sólo había dos problemas. Número uno, no había manera en el infierno de que Hyukjae se liara con un cambiaformas, demasiada mierda. En segundo lugar, su cama había sido volada en pedazos junto al resto de su casa. —Quítame las esposas, maldito, y te dejaré en pie. —A decir verdad, Hyukjae no estaba seguro de que pudiera disparar al hombre si llegaba el momento. Aunque había matado en defensa propia o en batalla anteriormente, la idea de hacerle daño a Donghae lo molestaba.

—Tú eres el primer hombre que me ha pedido que le quitara las esposas. Por lo general, me piden que se las ponga. —Donghae pasó su lengua lentamente a lo largo de su labio inferior mientras pasaba por su mirada un destello depredador.

Su cuerpo fue arrasado por una nueva ola de deseo, el aliento de Hyukjae atrapado dolorosamente en su pecho. —No tenemos tiempo para esta mierda. Gracias a tu espectáculo de luces, las autoridades humanas estarán aquí en cualquier momento. Y tenemos que estar lejos antes de que empiecen a hacer preguntas que no podemos responder —espetó Hyukjae, esperando que su ira ocultara su excitación.

—Tienes un punto. Tenemos que seguir adelante — dijo Donghae en un tono cortante antes de darse la vuelta y comenzar a caminar de nuevo.

Hyukjae miró con la boca abierta por el shock, mientras se dejaba llevar por las esposas. —Lo digo en serio, puedo pegarte un tiro.

—Bla, bla, bla. —Donghae usó su mano esposada para imitar a alguien hablando—. Los dos sabemos que no lo harás. ¿Quieres saber por qué?

¿Por qué? —Hyukjae tropezó con el tronco de un árbol cuando Donghae tiró más de él por el sucio camino fuera de su casa—. Porque solo yo sé dónde están las llaves de las esposas y no te lo he dicho. Así que, si me disparas, entonces tendrás que arrastrar mi cadáver contigo el resto de tu vida.

—¡Estás loco!

—No. ¿Tú quieres saber lo que es una locura? —Donghae se detuvo de repente.

Hyukjae casi tropezó contra él. Mirando alrededor, el felino le dio otra de sus sarcásticas sonrisas. —Por favor, dímelo. Porque todos sabemos que el más sabio, es el que está más loco —dijo Hyukjae.

—Tú podrías salir de todo esto, las esposas, los Cuervos, de mí. Todo lo que tendrías que hacer es cambiar a tu forma de halcón y salir volando. —Donghae dejó caer la bomba de su observación con una risa seca.

Serie de los CP 02 - Una Navidad SalvajeWhere stories live. Discover now