Capítulo 8

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El cuerpo de Donghae estaba ardiendo de necesidad, sentía que iba a romperse si no obtenía respuesta a sus deseos. Hyukjae, con su polla dentro de su caliente boca, continuó aliviando lentamente su dolor, haciendo de la dulce tortura un juego. —Voy a hacer lo que quieras. Sólo por favor, chúpame entero —gritó Donghae. Nunca antes le había rogado a un amante de esta forma, pero ninguno de ellos había sido su sexy halcón. Saber que era Hyukjae lo hizo más especial, tanto que tiraba fuera todos sus encuentros pasados. Donghae no podía poner su dedo en la llaga, y francamente, en el momento actual, no estaba en condiciones mentales para probarlo. Todo lo que importaba era conseguir el alivio.

Justo cuando pensaba que estaba a punto de gritar, Hyukjae lo aspiró hacia adentro. Donghae dejó escapar un grito de alivio, pensando que la tortura había terminado. ¡Qué equivocado estaba! Hyukjae comenzó a adorar a la polla de Donghae. Él utilizó los dientes y la lengua, que lo llevaba hasta el borde, sólo para retroceder una y otra vez. Parecía que continuaría así para siempre. Justo cuando Donghae estaba seguro de que Hyukjae iba a tener misericordia y dejarlo correrse, el halcón se retiraba antes de comenzar todo de nuevo.

Donghae le rogó mientras trataba de empujar su polla para follar la boca de Hyukjae, pero el hombre mantuvo un firme control. Sus dedos sujetaban la cadera de Donghae con tanta fuerza que sin duda le dejaría moretones. Sin embargo, el dolor no le molestaba, en todo caso, se añadía a la dulce tortura. —Hyukjae, déjame terminar. Te lo ruego. Haré lo que me pidas.

Justo cuando Donghae estaba seguro de que no podía aguantar más, Hyukjae liberó su cadera. Dejando escapar un grito ronco de alivio, Donghae empezó a empujar hacia arriba y abajo, follando la boca del hombre con un ritmo casi frenético. Hyukjae tomó todo lo que daba y más, metiendo la mano entre las piernas de Donghae y apretándole los huevos.

Donghae apenas contuvo un fuerte grito cuando llegó, liberándose en la ansiosa boca de Hyukjae. El halcón siguió su trabajo hasta el final, lamió y chupó hasta la última gota. Tan pronto como el hombre se echó hacia atrás, Donghae se puso de rodillas para que quedaran cara a cara. Sus rostros tan cerca que sus alientos se mezclaban, ya que jadeaba de necesidad.

—Tú tienes demasiada ropa encima —observó Donghae.

Se acercó, agarró la camisa que llevaba Hyukjae y tiró, haciendo saltar los botones negros por todos lados, dejando al descubierto el glorioso pecho del halcón. Hyukjae se echó a reír, su sonido hizo que el pene de Donghae diera un tirón.

—Me molestaría arruinar una camisa que está perfectamente bien, si no la hubiera cogido prestada de ti en el primer lugar.

—A la mierda la camiseta. —Donghae se arqueó hacia adelante, su cuerpo apretado contra el hombre, difundiendo su aroma por todo su cuerpo de nuevo—. Te compraré una docena más para reemplazarla. Ahora quítatelo todo, así puedo tocar más de ti.

Hyukjae chasqueó la lengua antes de sumergir la cabeza hacia abajo para presionar un duro beso contra los labios de Donghae. El sabor salado del esperma aún persistía en la boca del hombre, y aunque acababa de encontrar el alivio, la polla de Donghae latía con necesidad. Hyukjae le ahuecó la parte posterior de la cabeza y profundizó el beso, su lengua deslizándose en el interior, acariciándolo y provocándolo.

—¿Cuál es la palabra mágica? —exigió, todavía sin separar los labios.

—¿Huh? —La mente borrosa de Donghae no podía recordar la conversación que habían tenido.

—Tú me dijiste que me quitara la ropa —recordó Hyukjae.

Sus manos se deslizaron por la espalda de Donghae, sin parar hasta que le agarró el culo. —Sí, claro. —Donghae iba encontrando cada vez más difícil mantener una conversación inteligente cuando Hyukjae lo estaba tocando. Sobre todo cuando sentía deslizarse el dedo del hombre por la grieta de su culo. Donghae se puso tenso, una emoción de deseo se disparó a través de él, mientras esperaba para ver lo que el halcón iba a hacer después. Cuando todo lo que Hyukjae hizo fue acariciar ligeramente su agujero, Donghae siseó—. Basta de bromas —exigió con voz dura.

Serie de los CP 02 - Una Navidad SalvajeWhere stories live. Discover now