Capítulo 3

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5 días antes

Te mirabas tan tierno e inocente a mis ojos, luego de que te quedaras platicando con tu nueva amiga me senté en un apartado, pero cómodo banco, mientras miraba la escena a través mis curiosos ojos y movia mi lengua una y otra vez haciendo circulos y chupando de mis labios el resto del helado que estaba comiendo.

— Eres lindo Aidan.

Le dijo con un leve rubor es sus mejillas mientras lo miraba con esas perlas verdes que eran rodeadas de sus largas pestañas.

—Tú también princesa

Sonrió mientras acariciaba sus largos y castaños cabellos.

Puedo jurar nunca haber visto tanta belleza junta.

Después de ir a comprar los helados, nunca imaginé que al regresar, me fuera a topar con dicha escena.

No quise esperar más y puse a mis pies a caminar hacia la banca en donde se encontraba mi amado y por lo que parecía ser una nueva amiga.

¡Me encantaba la forma en la que hacías que tú y la pequeña niña encajaran totalmente!

Porque sí. Mi novio se hizo súper amigo de una chiquilla de 6 años.

Mis ojos no paraban de mirar tu perfilado rostro, y contornear todas las facciones que éste mismo contenía, te mirabas tan lindo, sonriéndole, a un pequeño, pero extremadamente tierno ser. Para que luego de que terminara de contemplar tu rostro, fuera a posar mis ojos, hacia aquel hermoso ser, que apenas y empezaba a saber de la vida.

Sus ojos eran grandes y color verdes, sus pestañas largas y gruesas, su piel pálida pero llena de vida.

Podría jurar que de ti, no le faltaba nada...

Cualquiera que nos vería pensaríamos que eramos los padres de esa pequeña!

Estar en compañia de ella me hizo pensar algo extremadamente loco e imprudente ¿quizá? Para ti.

Oh Aidan Gallagher, ¿crees que algún día podremos tener una hija u hijo así?

Sus ojos se aguadaron, sus mejillas se enrojercieron, sus manos se unieron y su ceño se frunció.

—¿Puedo quedarme un ratito más?

Pronunció en una silenciosa pero tierna súplica.

—Lo siento cariño, papá y yo tenemos que irnos.

Mi corazón se estremeció al sentir los pequeños brazos que rodearon mi cuello, y unos pequeños sollozos que salían de la niña.

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Amor ɑ mediɑs || Aidɑn GɑllɑgherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora