CAPÍTULO I: "EL NUEVO MUNDO"

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En mitad de la cordillera, en mitad de las frías montañas del este del país de Chile. Y en medio de una gélida tormenta de nieve podemos divisar a un grupo de personas, estas van a caballo, ya que actualmente con la caída del mundo moderno el caballo ha vuelto a recuperar la importancia que tenía antes de la aparición de los vehículos industrializados, además en este nuevo mundo este animal se ha convertido en un gran aliado de los que se esmeran y luchan por sobrevivir en esta realidad.

Allí estaba ese grupo de sobrevivientes, atrapados en la nieve, perdidos aparentemente. Con la luz de la luna alumbrándoles el camino. A espaldas de estas personas estaban las heladas y blanquecinas montañas, junto a un cúmulo de árboles cubiertos por la nieve a ambos costados de las personas. 

Este grupo de sobrevivientes no era muy numeroso, solo eran tres personas nada más, una de ellas, una mujer para ser precisos le habla a su compañero más cercano a su mano izquierda, ella pregunta por cuanto falta, insiste que ellos deben llegar a algún lugar seguro, que de lo contrario estos se van a congelar. Ella era Andrea Beltrán, una mujer de unos veintiséis años, de tez blanca, bastante alta y corpulenta, con un excelente estado físico, ella llevaba una trenza, la cual extendía todo su largo y castaño cabello con su hombro izquierdo, además unos mechones de cabello sobresalían por debajo del gorro gris que cubría su cabeza de la envolvente tormenta. También llevaba un abrigo negro el cual tenía unos bordes de piel color gris, es su tren inferior, llevaba unos pantalones beige, en donde tenía una funda en su muslo izquierdo, en donde tenía una pistola nueve milímetros, además más abajo y la zona de los pies llevaba unas botas especiales para la nieve del mismo color que su abrigo y a sus espaldas llevaba una gran mochila café, esta estaba llena de provisiones cruciales para su propia sobrevivencia y la de sus demás compañeros, esta estaba montada sobre un caballo de pelaje medio rojizo, pero una gran mancha blanca sobre la cara del caballo. 

Su compañero, a quien le hablaba le respondió, diciendo que no debería faltar mucho, ya que Mateo no debería tardar en volver. Este se trataba de Juan Riveros, un hombre alto, de unos veinticinco años, tez blanca, su rostro estaba afeitado de cabello largo y negro, con un aspecto físico bastante cuestionable un poco subido de peso, pero debido a su altura no es tan notorio. Este llevaba un grueso abrigo de invierno color azul con toda la parte del cuello color gris, además de una bufanda negra que cubría y mantenía caliente su cuello, también llevaba un gorro y una mochila del mismo color que la bufanda que lleva, los pantalones y sus zapatos mantenían el mismo color que sus anteriores prendas, este en su muslo derecho llevaba una funda con su arma, esta arma era una pistola nueve milímetros color negro y su mango de madera, este montaba un caballo castaño y con unas manchas blancas en la cara y sus glúteos.

Poco tiempo después, de entre la niebla que el grupo tenía delante, sale el ya nombrado Mateo Álamos, un hombre de tez blanca, veinticuatro años, cabello negro, este llevaba una descuidada barba que aparentemente se vía que no se había afeitado ni retocado en muchas semanas. Este vestía un gran y grueso abrigo negro, el cual le llegaba hasta poco más de la cintura, el abrigo llevaba un capuchón el cual por dentro tenía piel color beige, este capuchón estaba cubriendo la cabeza del hombre. Este llevaba pantalones y botas largas del mismo color del abrigo, sumado a unos guantes y mochila del mismo color que todo su conjunto, en ambos muslos llevaba dos fundas con dos pistolas personalizadas. Este estaba montado a caballo, de pelaje blanco con manchas negras. Él se había adelantado al grupo para poder ir a explorar y claramente regresó con algún resultado.

Este dijo que su búsqueda había sido exitosa, había encontrado una pequeña casa la cual está abandonada aparentemente, acto seguido se dio media vuelta con su fiel corcel, diciendo que no estaba tan lejos de su ubicación, animando al resto de sus acompañantes a que lo sigan. Cosa que todos obedecieron, siguiendo a lo que era el líder del viaje.

DUST I: DISTOPÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora