CAPÍTULO VI: "UN VIEJO CONOCIDO"

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Había amanecido, nos podemos percatar por el cantar del gallo el cual se escucha desde todo el asentamiento, el frio iba en aumento, estaban terminando el mes de Julio y el invierno estaba aún en su punto más fuerte y helado. 

Ya era de mañana, la luz amarilla del sol se filtraba por la ventana de la habitación en la que Mateo estaba, este estaba sentado en la cama leyendo el llamado diario del tal Drake O'Connor. Mateo sigue convencido de que se trata de su viejo compañero, este tiene intenciones de encontrarlo, pero por la cuarentena preventiva no pudo hacer mucho en las últimas dos semanas. 

El lugar era muy acogedor, por un momento hizo a Mateo olvidarse de que estaban en un mundo distópico y por un momento pensó que estaba de vuelta en el antiguo mundo, este había guardado sus armas en un cofre que escondió debajo de la cama. La habitación estaba temperada, a comparación de la fría habitación que tenía arriba en las montañas o el remolque incómodo en el que estuvo antes. 

Mateo no se había afeitado en cómo un mes, debido a la constante actividad que ha tenido, subir a las montañas, luego bajar y ver el tema del asentamiento. Este ya tenía una barba prominente, también el cabello había crecido considerablemente, ahora le llegaba al ojo. Además, estaba vestido con su pijama, ya que como no tenía que salir al exterior, este estuvo reflexionando todas estas semanas y además digiriendo todo lo que había pasado antes de subir a la montaña. 

Este guardó el diario que estaba leyendo en un cajón que tenía a su lado y fue a la parte del baño para tomar una ducha. Cosa que al hombre le gusta, a él siempre le ha gustado estar duchado y perfumado, ahora es el momento de hacerlo. 

Tras salir de la ducha, empezó a afeitar esa prominente barba, en la habitación tenía todo lo que necesitaba, hasta una afeitadora. La comida se le era servida por una persona encargada que se la llevaba. Era bastante buena, mucho de lo que se venía alimentando en los últimos ocho años. 

Tras quedar completamente rasurado y duchado, este se puso su ropa, la cual estaba limpia y planchada también. Esta constaba de una camisa piqué color mostaza, un chaleco azul con rombos negros, unos pantalones negros, una bufanda café a cuadros negros y una chaqueta de cuerina café, además unos zapatos cafés. 

Este se puso toda esta ropa, además sacó del cofre de debajo de la cama sus armas, ya que tenía planes de empezar con su búsqueda para luego salir de la habitación. 

 Este al salir es recibido por la llamada señora Rita Salazar, la cual es una señora de cincuenta y tantos años, que está a cargo del lugar en donde se quedan los miembros del grupo. Esta recibe a Mateo con una taza de café caliente y con un amable buenos días. Este le agradece la taza y le devuelve el saludo cordialmente. Luego este va al salón principal de la edificación, en donde hay una gran mesa en donde están sus demás compañeros de grupo desayunando. 

Este saluda a cada uno de estos y luego toma su lugar en la mesa para servirse su desayuno. Estaban todos menos Amelia, Mateo pregunta por esta, a lo que José Manuel le dice que estaba aquí justo antes de que llegara, pero parece que se sintió un poco mal y fue al baño, a lo que Mateo dice que seguramente será indigestión por una comida que le habrá caído mal para luego reírse un poco. 

De pronto llega Amelia, bastante agitada, con su pelo tomado y vestida más apropiadamente y con ropa propia, además de que su brazo ya estaba más o menos sano y podía moverlo con libertad. Mateo le pregunta que le pasaba. A lo que la muchacha respondió que le habían dado unas náuseas y fue a vomitar, Mateo dice que seguramente algo le cayó mal, la muchacha se quedó en silencio y se volvió a sentar para comer. 

Mateo comenta que quiere encontrar al tal Drake O'Connor, ya que cree que sigue vivo y por lo que pudo leer en el diario que tomó del remolque, este era el dueño del lugar y lo abandonó justo antes de que ellos llegaran. 

DUST I: DISTOPÍADonde viven las historias. Descúbrelo ahora