2.1 Lentamente Rindiéndome Ante Ti

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¡Hola de nuevo! Algunas personitas me indicaron que sería más cómodo leer las siguientes partes como capítulos, así que iré añadiendo las 9 partes por acá. Aquí les traigo el primer capítulo de la parte 2. Más notas acerca del próximo capítulo al final. ¡Disfruten!

Link de Ao3 de la parte 2 en English por TrueColours aquí: https://archiveofourown.org/works/28574376/chapters/70029114

Sinopsis: Jiang Cheng intenta seguir los preceptos de los Lan, intenta estar casado, intenta no recordar cómo Lan Xichen le hizo enloquecer. No funciona.

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Y así, empezaron a estar casados.

Jiang Cheng hacía todo lo que podía. Asistía en el manejo del estado: cuánto arroz importar para el invierno, cuántos pescados mandar a salar para comerciar. Enseñaba a los jóvenes cómo manejar una espada, pues él no podía enseñarles a cultivar. Recibía a las visitas cuando Zewu-Jun se encontraba lejos exorcizando espíritus en los pueblos, y miraba como se les agrandaban los ojos al notar la nueva forma en la que eran recibidos en los Recesos de las Nubes, de mano de la lengua afilada del nuevo maestro.

Era un trabajo amargo, pues el verdadero éxito era imposible. El cumplir los deberes básicos de un cónyuge – ¿qué parte de eso era digno de elogio? Se sentía como un deudor, trabajando indefinidamente para nomás bajarle al interés de una deuda que nunca podría ser pagada. Tal vez si él hubiera estado completo, capaz de ir volando con su esposo a exorcizar espíritus, pudiera haberle añadido algo de gloria a la Secta Lan. Tal vez si tuviera la dulzura de su hermana, o el carisma de su hermano adoptivo. Pero no tenía nada de eso. Todo lo que le quedaba era esperar reponer los gastos.

Estaba agradecido por las costumbres de los Lan. No esperaban que haga conversación durante las comidas. No esperaban que sonriese con frecuencia. Pasó horas eternas meditando frente a la Pared de Disciplina, hasta que pudo recitar las reglas igual de bien que cualquier niño nacido en la secta.

"Temo que los Recesos de las Nubes son muy fríos para ti, en todo sentido," dijo Lan Xichen una mañana, mientras metía a Jiang Cheng en una túnica blanca de invierno acolchada. "Te ves pálido."

"Por el contrario, me sientan bien," dijo Jiang Cheng. "Mejor que Muelle de Loto."

"Hmm," Lan Xichen musitó. "Tal vez lo hacen." Aplanó una arruga en el hombro de la túnica, pasó sus ojos por el conjunto completo. Jiang Cheng hizo una mueca y se dio vuelta.

El comportamiento de Lan Xichen como esposo, como había esperado, era irreprochable. Vestía a Jiang Cheng cada mañana, pedía su opinión durante el día, servía sus comidas del mismo plato en la tarde, y lo despedía agradablemente para dormir ya en la noche. Jiang Cheng luchaba con su propia insatisfacción. No había estado anhelando la noche de bodas antes de que pasara; no había necesidad de que la recordara ahora que ya había pasado. Nunca había necesitado estas cosas antes. Esta añoranza pasaría, si la dejaba ir. Pasaría.

Lloró sobre el asunto exactamente una vez, en la cama de su cuarto, que en efecto estaba frío. Lan Xichen dormía a una pared de distancia, y Jiang Cheng recordaba, con molesta precisión, como se habían recostado juntos tan cálidamente. Luego se obligó a pensar en su abundante buena fortuna, y no volvió a llorar.

Llegaron a inicios de primavera, y con ella llegó el tiempo para los Lans de honrar a sus muertos. En el cementerio los discípulos barrían las tumbas, encendían incienso, y colgaban ramas de sauce verde para ahuyentar a los espíritus intranquilos. Lan Xichen se marchó a las colinas para ofrecer plegarias a los ancestros de la secta, acompañado solamente por su esposo.

He Dejado el Hogar que Conozco [Xicheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora