Relojes, marcan el tiempo haciendo presentes los recuerdos, cada sonido representa una tormenta distinta, cada una peor que la anterior.
Aveces el mundo juega en tu contra, a veces te deja sin respiros y te trata peor que cualquier persona, Felix sa...
La mañana se había manifestado hace más de cuatro horas, y Hyunjin no despertaba. Estaba sumido en un sueño profundo que le permitía descansar, eso hasta que Changbin llegó a despertarlo.
—Hyunjin —Susurró— Despierta.
—¿Qué? —Respondió entredormido.
—Que despiertes, idiota.
Hyunjin refunfuñó mientras se estiraba y pataleaba desordenando las sábanas de su cama.
—Ya voy... ¿Que horas son?
—Las cuatro y media de la tarde.
—¿Qué?
Estaba atónito, rascó sus ojos y se quejó como un niño. Changbin reía y luego de acariciar el cabello de su hermano, fue alejándose hasta la puerta.
—Si, así que despierta —Luego de eso, se alejó a zancadas de la habitación oscura del menor.
—Voy...
Hyunjin tomó su teléfono y vio que tenia mensajes de un número desconocido. La curiosidad lo consumía de pies a cabeza, y luego de bufear, abrió el mensaje para ver quién era.
Hola, Hyunjin. Soy Chris, pedí tu número a Lix para avisarte que hoy no hay clase, no debes venir.
Hyunjin cerró los ojos y sonrió, feliz de que tendría tiempo para descansar.
Se puso ropa rápidamente y bajó las escaleras con su cámara, dispuesto a salir para tomar fotos.
—¡Hyunnie! —Dijo Jeongin entusiasmado.
—Jeongin —Saludó sonriendo.
—En la noche hay una fiesta y como he visto que estás tan desanimado, pensé que podríamos ir los tres —Changbin recibió una sonrisa apenada de su hermano, quien sin querer oírse grosero, rechazó de la forma más amable posible.
—¿Por qué no quieres?
—Por qué no tengo ánimos —Respondió.
Luego de tanta insistencia, asintió mientras rodeaba los ojos.
—Está bien, iré.
—Bien, a las siete y media tienes que estar listo —Sonrió Jeongin.
—Si, cómo sea.
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Hyunjin estaba listo, un poco tarde pero lo estaba. Llevaba puesta una camisa azul marino, con un gaban negro azabache junto a unos pantalones del mismo color tiro algo, que se ajustaban con un cinturón a su cintura esbelta. Llevaba un collar de plata con un pequeño dije de camara, que brillaba como la luna entre la oscuridad. Rápidamente bajó la escalera luego de casi tropezar y le sonrió a sus hermanos que lo esperaban con seriedad
—Pensé que te habías arrepentido, ya vamos que se nos hace tarde.
