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Charlotte se encontraba en una encrucijada emocional a pesar de su corta edad. A sus 8 años, había experimentado una atracción especial hacia Dylan, el chico nuevo del vecindario. Pero al mismo tiempo, dudaba de sus sentimientos y se comparaba constantemente con su hermana menor, Antonia.

Aunque Charlotte intentaba convencerse de que su interés por Dylan era solo una curiosidad pasajera, no podía evitar sentir una conexión especial cuando estaban juntos. Durante los juegos de escondite, aprovechaba cada oportunidad para esconderse junto a él, deseando estar cerca y compartir momentos a solas en la casa abandonada que estaba un poco cerca de la casa de Leo y Violetta.

Una tarde, mientras se escondían juntos, Dylan rompió el silencio.

—¿Te gusta esconderte aquí? —preguntó Dylan, mirando alrededor de la casa abandonada.

—Sí, es emocionante y misterioso —respondió Charlotte—. Además, es un buen lugar para hablar sin que los demás nos encuentren rápido.

—¿Qué te gustaría hacer cuando seas mayor, Charlotte? —preguntó Dylan, cambiando de tema.

Charlotte se quedó pensando un momento antes de responder.

—No estoy segura. A veces pienso que me gustaría ser veterinaria y cuidar de los animales. Pero también me gusta mucho escribir y contar historias. ¿Y tú?

—Yo quiero ser arquitecto —dijo Dylan con entusiasmo—. Me gusta construir cosas y diseñar edificios. Siempre imagino cómo sería construir una casa increíble.

Charlotte sonrió, sintiendo una conexión más profunda con Dylan. Sin embargo, la incertidumbre sobre sus propios sentimientos persistía.

Comparándose con su hermana Antonia, Charlotte se sentía insegura. Creía que Antonia era más atractiva y cautivadora, y temía que Dylan se sintiera más atraído hacia ella. Esta comparación constante solo aumentaba la confusión y la sensación de que tal vez sus sentimientos no eran correspondidos y era mejor no hacerse ilusiones.

Pero a medida que pasaba el tiempo, Charlotte se debatía entre el deseo de estar cerca de Dylan y el miedo a ser rechazada o malinterpretada por él. Temía que su amistad se viera afectada si él descubría sus verdaderos sentimientos. Por lo tanto, Charlotte luchaba internamente, tratando de ocultar su atracción mientras seguía disfrutando de la compañía de Dylan en los juegos y aventuras del vecindario con sus amigos.

En su corazón, Charlotte sabía que la infancia era una etapa en la que los sentimientos podían ser confusos y cambiantes. Tal vez su conexión con Dylan era solo una amistad especial, y eso también era valioso. Aunque no estaba segura de sus emociones, valoraba cada momento que compartían juntos.

Me di cuenta que tu sonrisa no estaba muerta.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora