-𝐓𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌𝐄

thirteen

Mónaco, Mónaco
30 de mayo 2022

— Solo se mía por esta noche. — susurró en mi oído.

Sus manos posadas en mi cintura mientras quedaba torturosas caricias.

Jadee.

Empezó a besar mi cuello expuesto ante el.

Sus besos estaban torturándome.

Nuestros cuerpos perfectamente alineados, podía sentir cada uno de sus músculos.

Me sentía en el cielo.

Los labios de este recorrieron cada extensión de la piel de mi cuello, seguido después por su lengua. Mi cuerpo reaccionó empujándome hacia atrás, pegándome aún más a George.

Mi respiración estaba acelerada.

No estaba razonando bien.

Me giré para agarrarlo del cuello.

Necesitaba tocarlo.

Necesitaba más..

— LUCIE WOLFF! Despierta mujer. — la voz de Carlos me despertó de aquel sueño.

Un sueño húmedo.

Con George Russell.

Que tan mal estoy.

— Como carajos entraste. — le cuestione al español.

— Tengo una copia de tu llave y se puede saber de que necesitabas más?. — rápidamente me tensé.

— De nada. — sonreí nerviosa

— Cochina, Sucia, Depravada y Pedofila. — este se alejó de mi.

— No era eso.

— Si claro y Lando es virgen.

— Te creo tiene cara de virgen. — reí.

— Bueno, Bueno no vine aquí precisamente para hablar de la vida de lando, si no de la tuya, sé qué tal vez viste los post y aquella historia. — el español se sentó a un lado mío.

— Si lo vi todo. — lo mire. — pero confío en el.

— Lu, eso es maravilloso, pero tampoco puedes confiar a ciegas a una persona que te puede llevar a un abismo. — este agarró mi mano.

— Lo sé, pero yo confío en Pierre y sé que no sería capaz de hacer tal cosa.

— Lo sé Lu, pero simplemente te lo digo para que tampoco descuides tu relación.

Me quede callada.

— Pero bueno ya no recordemos eso y mejor vayamos por un helado. — este sonrió.

— Entonces deja me visto. — le hice una seña para que saliera de la habitación.

Este sin decir una palabra se fue.

Luego de unos minutos estaba lista.

Solamente faltaba una bolsa que conjura con el outfit.

Luego de que consiguiera la cartera que conjugaba perfectamente con aquel outfit salí de aquella habitación en busca de Sainz.

Este estaba en recepción ya esperándome.

— Ahora si vamos. — le dije.

Luego de un par de minutos de caminar por las hermosas calles de Mónaco, Carlos y yo encontramos una heladería.