-𝐓𝐄𝐍𝐓𝐀𝐍𝐃𝐎𝐌𝐄

fifty-nine

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LUCIES POV'S:

Mi cuerpo se tensó. Sus ojos eran gentiles y sinceros, sin ningún indicio de mentira o malicia.
Simplemente pura autenticidad, Simplemente amor puro.

La más leve sonrisa surgió en sus labios,

—No tienes idea de cuánto tiempo llevo queriendo decir eso, amor mío— dijo, pasando el dorso de sus dedos por mi mejilla.

Cerré los ojos y exhalé un suspiro que sacó la tensión de mi cuerpo. Sentí mis hombros caer, relajándose por completo y dejé que mi frente descansara contra la suya. Movió su mano, arrastrándola por mi cuello y sentí que la ponía debajo de mi oreja.

         La suave sonrisa en su rostro nunca flaqueó.

—Te amo mucho, mi Georgie —murmuré, empezando a sentirme afectada por su sonrisa mientras sentía mis propios labios levantarse. Los ojos de George se abrieron, un poco, como si no hubiera esperado que yo le respondiera.

¿Pero cómo no podría hacerlo?

George tenía mi corazón y me di cuenta de que mis palabras significaban mucho para él cuando su sonrisa se convirtió en una amplia sonrisa

—Lo juro, si me estás jodiendo ahora mismo...– dijo George, dándose la vuelta y agarré sus mejillas, obligándolo a mirarme. Me incliné hacia adelante, dándole un beso en su sonrisa, en la punta de su nariz y en su frente antes de robarle un beso en los labios nuevamente.

Sus ojos eran brillantes, un brillo suave debajo del azul intenso y sus pestañas claras y espesas. George era una hermosa persona y no pude evitar sentirme orgullosa de que fuera mío.

—Te amo. No estoy jodiendo contigo...—dije, y luego agregué un rápido —todavía

George se rió entre dientes, abrazándome con fuerza y ​​apretó nuestros cuerpos. Casi me cortó la circulación sanguínea y mi risa se escapó como un grito ahogado.

—Mi hermosa niña— murmuró, besando mi cuello y sentí un enorme peso levantarse de mi cuerpo. La paz que sentí en ese momento no podía equivaler a nada más mientras estaba en sus brazos

—Eres muy importante para mí, princesa. Lo sabes, ¿verdad? Tu felicidad y tu seguridad lo son todo para mí—dijo, todavía sosteniendo mi mejilla y pasé mis dedos por los lunares de su cara.

—Han pasado cinco minutos y ya parece que vas a romper conmigo —dije y la expresión de horror en su rostro me hizo reír.

—¿Qué? No, para nada —dijo, y su rostro adoptó una expresión de disgusto. Le quité el ceño fruncido con un beso y murmuré: «Lo sé».

—Es solo que... sé que, a veces, estar contigo es complicado por qué nos juzgan... soy muy egoísta cuando se trata de ti y te quiero en mi vida. Siempre. No me importa lo que nos arrojen, quiero amarte, protegerte... adorarte. Ser el único que te toque. Que te abrace así. Dios, la idea de que alguien más haga esas cosas por ti...

—Georgie, lo sé. Siento exactamente lo mismo —susurré, apoyando mi mejilla en su pecho y escuchando los latidos de su corazón.

—Tengo una idea... amor. Puede que no te guste, pero creo que la mejor idea sería casarnos, así estaremos juntos para siempre y por siempre— , dijo, y levanté la cabeza para mirarlo