Verde

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Verde, como tus ojos color bosque, donde un día nos perdimos. Donde nos contamos locuras, apoyados en aquel tronco, rodeados de aquella cama improvisada, con todas las hojas aún llenas de vida que pudimos encontrar.

Me hablaste de la vida en el campo, del viento rozando tus mejillas y de los frutos que crecían allí, aún verdes por el final del verano.

Vestías un vestido verde lima, con olor a margarita, como todo lo que te rodeaba, sinople, como tu alma.

Y tumbada en aquella arboleda, acompañada por un chico cualquiera,
comenzaste a llorar, por aquella vida que ya no era, por el pasado, aún presente en tu memoria. Por aquella casa de campo junto a aquel valle color prásino.

Y tus lágrimas, que empapaban aquella preciosa mirada, aún color bosque. Miraron hacia el cielo estrellado, de un color distinto al tuyo, y dejaron que lo más bello de aquella noche, fueras solo tú, en aquella cama improvisada, llena de hojas verdes aún por caducar.

El árbol de las ardillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora