Christophe Giacometti había dedicado todo el día a sí mismo. Había manejado un par de horas para salir de Zürich y adentrarse a un hermoso pueblo a la falda de los Alpes para relajarse. Con una vista del atardecer espectacular hacia las montañas, se encontraba tomando un vino en el balcón de su cabaña cuando su teléfono sonó y, sorprendido, contestó.
―¿Victor Nikiforov llamándome?, ¿a qué se debe ese milagro?
―Hablas como si nunca conversáramos.
―Pues sí, lo hacemos, pero jamás llamas tú. Normalmente soy yo el que te está buscando. ¿Está todo bien?
Victor debía recordar ser un poco más cercano a sus amigos. Ahora que reflexionaba sobre ello, era cierto que siempre había sido Chris el que había empezado las conversaciones.
―Todo está bien, yo solo...
―¿Qué?
―Lo hice, Chris. Conseguí hacer mi rutina para el programa libre.
Chris emitió un silbido provocativo.
―Mon Dieu! Esas sí que son buenas noticias. Felicidades, me alegra saber que te tendré como oponente un año más. Dime, ¿cómo lo lograste?
―Esa es la parte menos agradable, supongo ―exclamó Victor divertido―. Pasé días en medio de alcohol, golosinas y un perro que me mordía la media cuando no lo sacaba a pasear por la noche.
―Mmm, un perro exigente. Asumo que lo sacó de su amo.
Victor rió un poco.
―Y no dormí, Chris, te juro que nunca he dormido tan poco en mi vida. Pero hice lo que me dijiste, pensé en todo aquello que quería contar y tan solo salió, primero una nota, luego otra. Fue tan fácil luego de empezar que en un par de horas llevaba organizando los pasos, fue una locura.
―Bueno, lo mejor es que ya lo tienes. ¿Y ahora qué sigue? ¿Ya lo escuchó Yakov?
―Sí y le encantó. Claro que no lo dijo así, pero sé que lo sintió tanto como yo. Aún dice que debo pulirlo, pero con la pieza lista siento como si pudiera tirarme a la cama y dormir una semana.
―Hey, dormir no suena mala idea, sobre todo si es con alguien.
―¿Por qué siempre tienes que pensar en sexo?
―¿Qué, acaso no lo hacemos todos? La única diferencia es que yo sí lo admito.
―Ni siquiera sé por qué somos amigos ―Chris rió divertido al escuchar esas palabras.
―Sabes que no puedes evitarme, mon ami, llevamos disfrutando y compitiendo en el mismo deporte por demasiado tiempo.
―Sí, eso sí es cierto.
―Y bien, entonces, ¿puedo contar con que regresarás a las redes sociales? Me he estado aburriendo en el Instagram sin tus videos. Además que tienes que pensar en callar todos esos rumores sobre ti.
―¿Rumores, qué rumores? ―Alejado de las redes por casi cuatro semanas, Victor recién podía ponerse al día de todo.
―¿Ni siquiera has revisado las noticias? Vitya, qué vergüenza...
―Para tu información andaba muy ocupado creando la última rutina de mi carrera.
―Siempre hay excusas para ti. Pues bien, te diré: tu ida a Moscú y tu desaparición del deporte dio pie a todo tipo de hipótesis. Dijeron que habías viajado a Moscú a pedirle trabajo a tu cuñado.
―¿Qué?
―Así es. Además dijeron que desapareciste porque te ibas a retirar. Eso sin contar que J.J. anunció que tu retiro este año podría deberse al hecho de que tienes miedo de competir contra él.
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Sigo siendo Yuuri
FanfictionUna tragedia convertida en un aprendizaje y una esperanza en otro camino. Todo lo que pudo pasar después del Grand Prix entre Victor y Yuuri no pasó y ahora nada será igual. Quizás la competencia ya no se encuentre en el destino de Yuuri Katsuki, p...