Día cuatro: Partido importante
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Los nervios estaban a flor de piel. Se sentía sumamente emocionado y no podía evitar compartir ese sentimiento con los demás miembros del equipo. No dejaba ni un solo meomento de hablar y pararse en el tren. Iba de aquí para allá, aunque el entrenador cada tanto le llamase la atención.
A pesar de todo esto a todos les hacía gracia cómo su capitán se mantenía animado. Era un chico especial que siempre hacía lo posible por mantenerse positivo y darlo todo en la cancha ーlástima que no se podía decir lo mismo en sus estudios, pero eso era otra historiaー. Era una luz cálida que no solo te guiaba, sino que buscaba brillar a tu lado contigo. Demostraba constantemente que todo era mejor juntos y no separados.
Torpe, alegre y de buen corazón. Un lider nato. Sin duda esas habían sido características que enamoraron a más de una persona. Aki no fue la excepción.
Supieron que llegaron a destino en cuanto al mirar por la ventanilla una estructura oscura y fascinante se hallaba ante ellos. Muchos comentarios surgieron instantáneamente.
«Parece el castillo del malo», «¡Es inmenso!», «¿Realmente jugaremos ahí?»
Más allá de fascinarlos, les daba temor. Quizá de haber sido otra la circunstancia habrían disfrutado mejor de tal imagen. Y es que el problema no era el lugubre lugar, sino sus contricantes. La Royal Academy.
Jugarían contra sus primeros rivales y esta vez sería un partido distinto al de aquella victoria que no tenía pies ni cabeza, pero que aún así disfrutaban y les había mantenido con ánimos durante mucho tiempo. Es más, les había permitido hacerse conocer por otros clubes y por fin tener rival alguno. Solo había un problema... La mala fama que tenía el equipo dirigido por Reiji Kageyama.
Desconocían en su totalidad qué clases de trampas les tenían preparado, por ellos no bajaban la guardia ni un segundo.
Endō era el único que confiaba en que sería un buen partido. Estaba seguro que el capitán del equipo contrario, Kidō Yūto, era alguien de fiar con los ojos cerrados y que apostaría todo a un partido seguro.
Por su parte, Aki, estaba completamente decidida de que si él decía que todo estaría bien, pues así era. Es así como decidió darle una mano y poner a todos en orden para que se centren en el partido que dentro de media hora jugarían.
Hasta ese momento la emoción del capitán del Raimon era tan evidente, sobre todo para ella que siempre se mantenía atenta sobre el bienestar de cada uno de los miembros, que cuando lo vio entrenar no hizo falta que alguien dijera algo para que se diera cuenta que algo había ocurrido.
Lo había notado desde que lo vio volver del baño ーque por cierto, había tardado más de lo normalー. Él ya no sonreía. Parecía que su mente lo había atrapado y el partido que tanta ilusión le hacía inicialmente ahora pasaba a segundo plano. Eso era extraño.
Sin necesidad de que el balón se dirigiera al arco con mayor esfuerzo del normal le anotaron un gol. Gracias a Dios era solo de entrenamiento.
Esto sirvió para que huyera al baño nuevamente con la promesa de volver luego de lavarse la cara.
Las cosas ahora no tenían buena pinta.
Sin que alguien lo notase se retiró del lugar y fue en busca de él. Lo halló, tal y como dijo, lavandose la cara mientras pensaba en Dios sepa qué. Le preocupó.
Se sorprendió al verla ahí. No esperaba a nadie. Aunque sonrió cuando ella le entregó una tohalla para su rostro.
Qué bien le hacía estar con ella. Era sin duda una de las gerentes más atenta que había en el equipo. Le traía bastante paz.
ー¿Qué pasa? ーinició ellaー Te lo noto en la cara, no estás bien ¿No dirás de lo que ocurre que te tiene tan preocupado? ーno hubo respuesta más que un agachon de cabezaー ¿Ni siquiera a mí?
ーYo... No es nada.
ーEl fútbol cuando uno no puede con algo, cuenta con el compañero ¿No?
Tenía razón. Cuánta falta le hacían esas palabras en ese momento. Sonrió. Ella siempe tenía las palabras justas en los momentos más indicados.
ーNo... no quería preocuparte. No sé cómo es que siempre me convences.
Lo siguiente que escuchó fue un breve relato que le desgarró el valor que traía consigo. La historia de los hermanos Kidō Yūto y Otonashi Haruna. Ahora lo entendía todo. Si ganaban separaría para siempre a dicho par.
Eso era un cargo de consciencia enorme.
De pronto la voz de Haruna se hizo escuchar y ambos se acercaron para espiar. Lo dicho entre ella y su hermano solo terminó por confirmar sus preocupaciones. Toda la historia era verdadera.
ーOjalá haya un modo para que esto termine bien.
La pequeña conversación con Kino le sirvió para retomar completamente los ánimos. Estaba decidido jugaría lo mejor que podía y dejaría que el resultado se decidiera por el desempeño del partido.
Hablar con ella siempre le hacía bien. Qué afortunado se sentía de tenerla a su lado.
Ahí otras voces se hacen presente y sirven para comprender el extraño comportamiento de Kido. Realmente había una trampa. Corren en busca de ella, pero al llegar a las gradas entre la multitud nada podía verse.
ー¿Crees que Kido haría algo así?
ーNo. Él es admirable. Quiere ganar de forma limpia.
Miró hacia la cancha.
ー¿Realmente podrás jugar?
El peso en sus hombros era aún mayor que antes ahora que conocía tal historia. Le preocupaba cómo desempeñaria su capitán el partido.
Y le verdad es que le preocupaba con otros ojos, unos muchos más profundos, correspondientes a un enamoramiento. Le gustaba él desde hace mucho y cada vez que lo veía mal algo quebraba dentro de ella. Deseaba su felicidad ante todo y es por eso que jamás se atrevió a confesarse.
Sabía que no era correspondida.
ーSería una falta de respto a nuestros rivales si no diera todo en la cancha.
Se sintió aliviada y totalmente complacida cuando notó que él recuperó la mirada confianzuda con la que había ingresado al insituto minutos antes.
Otra vez era el mismo sol que brillaba con hran intensidad. El mismo Endō Mamoru del que se enamoró.
El partido estaba a nada de comenzar. Ingresaron al campo y cada uno se dirigió a sus posiciones. Endō llegó al arco con gran decisión y energía.
Kino Aki no lo sabía, no tenía forma de hacerlo, pero él también comenzaba apreciarle de forma más profunda. Endō ahora entendía que la relación entre ambos era diferente al resto... Definitivamente algo especial que no tenía con alguien más y que tampoco quería que fuera con otra persona. Era algo del que estaría eternamente agradecido y no quería que eso llegase q acabar alguna vez.
Deseó que siempre pudieran estar juntos.
Y haría lo posible para cumplir con su palabra. Jugaría este partido dando lo mejor de él.
Quizá de ser más atento se daría cuenta que su meta ahora también era ella.
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¡Hola corazones!💕
Escribí este cap durante la tarde y aún así me llevó bastantes horas (y eso que son apenas unas mil docientas palabras). He terminado en la noche. Espero que les haya gustado.
❤️❤️❤️