🍁 D o m i n g o 🍁

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Día 7: comida.

¡Último día!

Me siento bastante culpable por no haber podido subir todos los días en tiempo forma.

Espero que disfruten este❤️
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Si había algo que venía comiendole la cabeza era la salud de su esposa, Aki

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Si había algo que venía comiendole la cabeza era la salud de su esposa, Aki. Llevaba un mes presentando mareos, vómitos, y un estado de ánimo más sensible que el habitual.

La había visto llorar por cosas que él consideraba nimiedades.

Como la película que habían visto ayer, la música que habían escuchado el miércoles pasado, el postre que habían consumido hace dos semanas, entre otras tantas cosas.

Él le insistía en que debía ir hacia algún hospital para un chequeo, pero ella seguía negandose y asegurando que en realidad ―más allá de haber vomitado unas tres veces la comida de ese día― estaba bien.

El pecho le dolía cada vez que sentía que no podía ayudarla. Ella le preocupaba demasiado.

Entonces decidió sorprenderla. Seguro un regalo le haría más feliz, pero ¿qué podría darle?

Se dirigió hasta la heladera y tomó una botella con agua fresca. Quizás podría darle alguna idea saciar su estómago.

Saciar... Saciar su... ¡Eso era! ¡Comida!

No hay nada que un buen plato no arregle. Eso es seguro.

De inmediato se emocionó con la idea, pues todo encajaba. Aki no estaba en casa y había dicho que tardaría en regresar, había ingredientes y materiales necesarios por toda la cocina, y hasta ya podía formarse una idea de lo que haría.

Necesitaba algo liviano, fácil de digerir, y que de paso tuviera un sabor aceptable...

Arroz.

Se colocó el delantal y una vez con lo necesario en mano comenzó por prender el fuego. Puso a hervir el arroz en una olla y buscó algo de carne para acompañar.

Miró de arriba abajo, de derecha a izquierda, y hasta en lo más profundo de su heladera, pero nada parecía convencerle. Cuando se dio cuenta ya había dejado hecho un desastre el lugar.

Se sintió molesto consigo. Se había asignado una tarea simple, pero importante, y aun así no lograba cumplirla. Refunfuñó y se limitó a remover el arroz mientras su mente maquinaba soluciones alternativas.

De pronto se vio cegado ante un recuerdo. Era tan nítido que tanto las voces como la imagen se proyectaban en él.

Las manos de una adolescente le mostraban con paciencia como debía hacerlo. Mientras tanto, una voz joven se encargaba de hacerle llegar hasta sus oidos la información correcta. Le producía una sensación de paz con mezclas de alegria.

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