JungKook es un alfa joven.
TaeHyung un omega maduro e independiente.
Cuando sus destinos se cruzan, todo es confuso, ¿cómo el universo podría convertir a dos seres completamente diferentes en almas gemelas?
《 El destino no mintió cuando me advirt...
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Se encontraba en su salón de clases, el profesor a cargo terminaba de explicar los últimos detalles de su sistema de evaluación para su proyecto.
Sentía emoción y nervios a la vez, aunque tenía tiempo suficiente para seguir armando una buena defensa, sabía que su capacidad se definiría ahí, podía demostrar que era un omega capaz e inteligente, o quedar como un patético charlatán.
TaeHyung sabía que sería la primera, pero debía mantenerse humilde.
Cuando el profesor abandonó el aula, el salón entero comenzó a parlotear, TaeHyung sabía que muy pocos en su carrera eran leales y de confianza, por eso prefería ahorrarse su energía en lugar de fingir que todos le agradaban.
Hoseok estaba a su lado, muy concentrado en su libro de investigación, el rubio decidió no interrumpirlo y mirar su teléfono. En su fondo de pantalla estaba su alfa. TaeHyung no era cursi, solo JungKook era muy lindo.
—¿Es cierto lo que dicen?
Un beta junto a un alfa se pararon delante de él, con sonrisas divertidas en sus estúpidos rostros.
TaeHyung bloqueó su teléfono y lo dejó sobre su escritorio para después ver a los hombres con una expresión aburrida.
—¿Qué quieren? —preguntó con fastidio. No sabía de qué estúpido rumor hablaban, pero seguro no era cierto, como todos los anteriores.
El alfa sonrió con cinismo, creyendo en su subconsciente que se veía como alguien imponente.
Patético.
—Dicen que sales con un niño, ¿eso es verdad? —soltó una risa. —¿A caso los de tu edad no te hacen caso Kim? Seguro ese chiquillo ni siquiera sabe cómo usar la cabeza, si sabes a lo que me refiero...
El beta a su lado rio, TaeHyung de verdad creyó que JiHu no tenía dignidad alguna.
—Seguro amenazó al chico para que fuera su alfa, ¿es eso? Qué desperdicio.
Harto de escuchar la mención de su alfa de los labios de esos tipos, se levantó, mostrando un gesto de absoluta seriedad.
—¿Han terminado? ¿O seguirán buscando atención desesperadamente? Lo que yo haga o no con mi vida, no es su asunto. —declaró. —Y tú... alfa de pacotilla, pensé que eras un poco más inteligente, aprende a usar términos correctos, o cámbiate de carrera si no sabes referirte acertadamente hacia las personas, mi alfa no es un niño, ¡sí, tengo alfa! Y eso no es de su incumbencia. —habló en alto al ver que todos los miraban. — De ti no esperaba nada, beta estúpido. —soltó una risa burlona. —¿Amenaza? ¿Obligar? ¿No fueron ustedes los que me mandaron esos mensajes desesperados pidiéndome una cita? Porque ambos lo hicieron, y los rechacé. —fue su turno de sonreír. —Porque ninguno sabe usar la cabeza como mi novio, al parecer.
