𝑨𝑵𝑬𝑀𝐼𝐴 𝑆𝐸𝑉𝐸𝑅𝐴

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—Fue Amy quien nos dijo dónde estabas —dijo Nico, por alguna razón sintió la necesidad de confesarlo

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—Fue Amy quien nos dijo dónde estabas —dijo Nico, por alguna razón sintió la necesidad de confesarlo.

Habían estado caminando en silencio un par de cuadras, ninguno se había atrevido a hablar, el ambiente era muy tenso.

—Lo sé —la voz de la chica se escuchaba ida, como si estuviera divagando—. Amy me vendería por una bolsa de mentas...

Nico levantó una ceja; si tuviera una moneda por cada vez que escuchó esa comparación, tendría dos monedas, lo cual no es mucho, pero es curioso que lo haya escuchado dos veces.

Lo único que entendió de la analogía es que Amy era una amiga despreciable.

—¿Mentas? —preguntó curioso.

—Sí, le encantan, en especial las rojas —Elisa giró para ver a Nico—. Pero tienes razón, es una terrible amiga.

—Yo no dije eso.

—Pero lo pensaste 

— No lo sabes.

—Si lo se, soy psíquica —la menor giró por un callejón, alterando a Nico—. Hay un atajo por aquí.

El azabache suspiro aliviado, sintiendo su alma volver al cuerpo. 

El silencio se volvió a hacer en la caminata.

—¿Eres policía? —le preguntó ella de la nada después de un rato. Nico negó y la chica suspiró pesadamente.

La pelirrosa era consciente de que había dos semidioses buscándola para "hablar" sobre Dionisio. Ella notó desde el principio el embriagante olor a semidios que emanaba Nico; no tuvo que pensar mucho para relacionar los puntos.

Elisa hubiera preferido que él fuera policía, es más fácil escapar de la cárcel que escapar de Dionisio.

—Bien, entonces... Dionisio —dijo ella, intentando hablar con claridad—. Steve me dijo que eran dos. ¿Dónde está tu amigo?

Si bien ella quería mantener la calma, su tono era demandante y agresivo, lo que logró poner a Nico a la defensiva.

—No hagas esto más difícil de lo que es —atinó a decir el azabache.

La chica miró a ambos lados y luego hizo el amago de correr hacia donde Nico, el italiano rápidamente se puso rígido, creyendo que la chica lo iba a atacar, pero contrario a su creencia, Elisa se dio la vuelta y empezó a correr hacia el lado contrario.

El hijo de Hades maldijo.

—¡Valdez! —gritó, empezando a correr para alcanzarla—. ¡Está escapando!

Leo apareció literalmente de la nada, atravesándose en el camino de Elisa. La chica lo miró de pies a cabeza y sonrió.

—Debes ser el otro semidiós que envió Dionisio —dijo ella.

Heart to Heart |Nico di angelo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora