𝐸𝐿𝐼𝑺𝑨 𝑬𝑺...

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Elisa es molesta

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Elisa es molesta.

—Tienes serios problemas con tu temperamento — murmuró Elisa, sentándose a mi lado en el campo de fresas.

Hace apenas un par de semanas, nos encontrábamos luchando contra una plaga de Mirmekes, o como Elisa las llama, "hormigas gigantes con complejo de perros". No pasó mucho tiempo para que Dionisio se enterara del altercado. Al principio pensé que no tomaría medidas al respecto, pero hoy nos mandó a buscar a mí y a Elisa, y tengo la sensación de que es por eso.

— Cállate, no sabes nada — le contesté, sintiéndome irritado por su presencia constante.

Ella me miró con una sonrisa satisfecha y entendí que le había dado la razón.

Elisa Hood era desesperante. Al principio, su simple existencia me exasperaba, como si su mera presencia me molestara. No entendía por qué. Pensé erróneamente que era por su molestia, como con Leo, pero no fue así. Luego supuse que era por su arrogancia; a Elisa le gusta ser la más lista del salón y hacerlo notar. Pero más que ser simplemente molesta, era interesante de alguna manera. Con solo tres o cuatro palabras, lograba captar toda mi atención, como si hablar con ella fuera la cosa más sencilla del mundo.

Realmente no existía una razón concreta para que ella me fastidiara. Tal vez simplemente estaba siendo malo con ella. Al final, Elisa no es más que otra víctima de los dioses. Después de entender eso, Elisa se me hizo mucho más agradable, y por consiguiente, empecé a hablar más con ella.

Grave error.

Habría preferido que Dionisio me sacara a patadas del campamento el día que la traje. Eso me habría evitado varios problemas.

— ¿Tienes miedo? — preguntó ella, comiendo una fresa con desdén.

— No sé de qué hablas, estoy bien — respondí, intentando ignorar su provocación.

Elisa era la persona más convincente con la que había hablado, y eso es lo que más detesto de ella.

— Te ves como un cobarde.

— Jódete, no sé ni por qué te hago caso.

El señor D nos había mandado a llamar y yo estaba aquí, tirado en el campo de fresas, ignorando la orden, justo como Elisa propuso. Debería haberla ignorado cuando tuve la oportunidad. En este momento, deseo que desaparezca, pero al mismo tiempo, estoy seguro de que si ella desapareciera mañana, la extrañaría tanto como a alguien a quien he conocido durante mucho tiempo.

— Yo tampoco sé por qué te hago caso — susurró ella, aparentemente indiferente al hecho —. Pero si gustas en seguir escuchándome corromperte, señor corrupto, tengo una mala idea.

No sabía si ignorarla o insultarla. Sus malas ideas solían ser realmente terribles.

— No te haré caso, debería irme ya.

Heart to Heart |Nico di angelo|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora