33. En el armario

3.4K 437 348
                                    

—Tanto dinero para luego tener un armario roto.

Le tapo la boca a Mattia, lo que cuesta ya que estamos completamente a oscuras. No me apetece que nos descubran a ambos encerrados en el armario de mi habitación. Habría mucho que explicar y la razón es demasiado simple como para resultar creíble.

—Jamás pensé que serías tan cotilla, rubito.

Por los sonidos que escucho, dos personas se han sentado en mi cama y otra da vueltas por la habitación. Ese último es Pablo fijo.

—¿Me vais a explicar qué ha pasado de una vez?

—Baja la voz.

—Como si me fueran a escuchar con la música de ahí abajo.

Ahí tiene razón. Melanie suspira y cuando vuelve a hablar suena bastante molesta con mi amigo.

—Para tu información, sé tan poco como tú. Fui al baño y me he encontrado a Julieta así. Estaba intentando consolarla hasta que has llegado tú.

—Oye, no me hagas el malo. Solo estoy preocupado.

—Ya somos dos, pero tú eres el único que está haciendo un drama al respecto.

—¡Yo no...!

—Parad ya, por favor. —Julieta habla al fin—. Me ha dado el bajón, ya está.

—¿Por alguna razón en particular?

La chica tarda en responder, lo que no apunta a nada bueno.

—No es nada.

—¡Estás llorando! —expone Pablo como si no fuera evidente—. Algo ha tenido que pasar. Venga, cuéntanoslo.

—No estoy de humor. Solo quiero irme a casa y descansar.

—¿Estás segura? —pregunta Mel.

Mira que mi hermana no se suele preocupar por otras personas, pero esta noche se ve que está haciendo una excepción a esa regla.

—¿Alguien te ha molestado? —insiste Pablo. Está dispuesto a llegar al fondo del asunto como sea. Así es él.

—¿Qué te hace pensar eso? —Mi amiga suena alertada.

—No lo sé. Te he visto hablar con algunos chicos y hay mucho gilipollas suelto.

—Ahora mismo veo uno.

Si Pablo planea contestar al insulto de Melanie no encuentra las palabras para hacerlo. Lo escucho suspirar de manera exagerada.

—Julieta, si algún tío te ha hecho algo...

—¡He dicho que no, joder!

—Vale, vale. No te alteres.

—¿Podemos dejarlo ya, por favor? Me quiero ir de esta puta fiesta ya.

Sus palabras me duelen un poquito, no voy a mentir. A ella le encantan nuestras fiestas temáticas de Halloween y las anticipa todo el año. ¿Qué ha podido pasar que le ha arruinado la noche? No tengo ni idea, pero no me da buena espina. Apuesto que a mi hermana y a mi amigo tampoco.

—Venga, te acompaño a la salida.

—Yo también.

Mel bufa, pero escuchamos los pasos de los tres recorriendo la habitación y el sonido de la puerta cerrándose. Por fin soy capaz de dejar de aguantar la respiración.

—¿Ya estás contento? Nos has encerrado en el armario para escuchar una mierda de conversación —reclama Mattia una vez el silencio nos asegura de que no hay nadie en el cuarto.

A flote [Libro 1 ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora