capítulo IV: Reencuentros 1

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Acababa de tomarse su segundo bubble tea, mientras esperaba sentado en el Dunkin' Donuts del aeropuerto de Pekin-Daxing en Beijing, de repente se sobresaltó cuando la maleta de mano de Xiao Zhan aterrizó en la mesa, casi golpeando su cara, mientras Xiao Zhan ocupaba la silla frente a él.

Subió su mirada para encontrarse con la del pelinegro que lo veía fijamente y estaba muy serio, tragó en seco. Creyó estar preparado para enfrentarse al hombre que lo miraba sentado frente a él con los brazos cruzados, sin embargo ahora lo único que deseaba era correr y esconderse bajo la falda de su mamá.

-Gracias por aceptar venir a verme- habló el recién llegado, tomando una bebida de la mesa.

Sabía que el pelicobrizo la había guardado para él.

-Sé que fue algo repentino, pero creo que nos debemos esta conversación cara a cara... como los hombres que somos.

-Lo sé -suspiró- ¿Cómo estuvo el vuelo? ¿sabe YiBo que ya estas en China?

-El vuelo estuvo bien, pero no me cambies el tema. No es con YiBo con quien necesito hablar en este momento, sino contigo. -sorbió su bebida extremadamente dulce, justo como le gustaba.

-¿No lo dejarás pasar, verdad ZhanZhan? -dejó escapar una risita nerviosa- Deseaba no tener que enfrentarte en lo absoluto, sin ofender, pero eres aterrador cuando estás enfadado y yo siempre le he temido a tu ira fría.

-Estuvimos casados durante diez años, Yubin, tiempo suficiente para que me conozcas y sepas perfectamente la respuesta a eso. No lo dejaré pasar -respondió sacando un sobre de su maleta de mano y entregándoselo a su ahora ex-esposo, quien miró los papeles abatido.

-Supongo que quieres hablar de nuestros bienes en común, saqué mis cosas de la casa mientras estuviste de viaje...

-No me interesa la casa. -lo cortó Xiao Zhan-No voy a vivir con YiBo en el mismo lugar donde por tanto tiempo viví contigo, sería una falta de respeto a él y a ti, además no es de eso de lo que quiero que hablemos... Tampoco de la empresa, eso se quedará tal como está. Somos socios y eso no tiene porque cambiar. Yo quiero que hablemos de nosotros.

-Zhan... -se quejó YuBin.- sé que fuí una escoria, te pediré perdón las veces que sea necesario.

-Yo te perdoné, lo juro. Sin embargo necesito saber el porqué de tus acciones, ¿por qué nos separaste si sabias que YiBo y yo nos amábamos?

El aludido bajo la cabeza avergonzado y herido.

-Por egoísmo, por envidia, porque estaba loco por ti y sabía que si te enterabas de los sentimietos de YiBo, yo no tendría ninguna oportunidad contigo.

-Dios, YuBin. ¿Te das cuenta de que nos condenaste a la infelicidad durante diez años? -el mencionado lució dolido por las palabras del pelinegro.

-¿Me estas diciendo que durante diez años jamás fuiste feliz conmigo? ¿Tan mal esposo fuí? Hice todo para que te enamoraras de mi, me desvivía por ti, Zhan.

-Y yo moría de amor por YiBo... No te estoy diciendo esto para lastimarte, estoy tratando de que entiendas el alcance de tus actos. Por supuesto que hubo momentos buenos, pero al final siempre me encontraba a mí mismo preguntándome, cómo sería si esos momentos los viviera con YiBo. Respeté nuestro matrimonio hasta que ya no pude mas, yo fui quien buscó a YiBo, yo fui quien le confesó que lo había amado toda mi vida y no sabes mi sorpresa al descubrir que mis sentimientos siempre fueron correspondidos. -YuBin bajó la cabeza avergonzado- Ambos lloramos ese día pensando en que no queríamos herirte, pero tampoco podíamos estar separados más tiempo. Tengo tantas cosas atoradas en mi pecho ahora y aún así no puedo odiarte.

En este punto Xiao Zhan estaba llorando, en un arrebato se levantó de la silla frente a su ex marido y sentándose a su lado lo abrazó fuertemente.

-Deberías odiarme, ZhanZhan.

-Odiarte no me hará regresar el tiempo atrás. Voy a ser egoísta y a pedirte que no te marches de mi vida, tenemos una historia y siempre hemos funcionado muy bien como amigos. En mí tienes a alguien que te va a querer incondicionalmente, que te va a apoyar en lo que sea, pero perdóname por no poder amarte como lo mereces o como deseas porque mi corazón no me pertenece. Lo amo a él, siempre ha sido y será él.

YuBin devolvió el abrazo, sentía que su corazón se estaba rompiendo y con cada lágrima que derramaba sentía que su alma se escapaba de su cuerpo, al mismo tiempo estaba aliviado. Dolía como el infierno, pero era lo correcto.

-Me va a faltar vida para pedirles perdón a YiBo y a ti por ser el ladrón de su felicidad por tanto tiempo. Me considero afortunado de que ninguno me odie y todavía me quieran en sus vidas.

-No eres una mala persona, YuBin. El que hayas tomado una mala decisión no te convierte en un villano, solo intenta no cometer los mismos errores en el futuro -dijo dejando su teléfono de lado, lo había tomado y escrito algo en el.

Ambos asintieron.

-¿Estarás bien?

-Estaré bien, ZhanZhan... ve con tu león, ya ha esperado demasiado y no estoy hablando de este momento -Xiao Zhan asintió.

-Ambos te amamos, YuBin.

-Yo también los amo.

Xiao Zhan se despidió y caminó arrastrando su gran maleta, sostenía un león de peluche que YuBin no habia notado antes y a la distancia, el cobrizo pudo ver a un chico larguirucho que se escondía tras una mascara facial y una gorra que cubría sus ojos.

Xiao Zhan resplandeció y una sonrisa hermosa se formó en su cara, pensó que dolería más verlos juntos... al parecer hacer lo correcto sanaba corazones y aliviaba conciencias culpables. En ese momento, Yubin supo que realmente todo iba a estar bien.

Corazones atados (Resubiendo) (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora