CAPÍTULO 11

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Una semana después

Las risas, las charlas y algunos cuantos silbidos no dejaban de sonar. El humo se mezclaba con los colores neón que aparecían al ritmo de la música mientras todas las personas bailaban unas con otras estando a niveles altos de alcohol e incluso en drogas.

Todos estaban tan felices, especialmente Taehyung quien disfrutaba de la atención que aquellas chicas tenían en él pero... la suya estaba en el chico que bailaba de forma provocativa ante él.

No podía dejar de ver cómo movía sus manos alrededor de su cuerpo. Sus caderas se movían tan bien dejando ver por unos cuantos segundos su abdomen desnudo al igual que su trasero, el cual era abrazado por aquellos pantalones apretados.

Desde su asiento podía darse cuenta de que era una presa bastante fácil de obtener. Era mucho más bajo y delgado. Podía comenzar ahora, de igual forma, nadie se daría cuenta, las únicas personas que no estaban en otro mundo eran los trabajadores de aquel lugar; era momento de actuar.

Se colocó de pié dejando aquel vaso de whisky vacío sobre la mesa para luego adentrarse a aquel gentío yendo directamente hasta él. Su sonrisa coqueta iba apareciendo al notar que aquel chico también se había acercado lo suficiente para bailar totalmente cerca de su cuerpo.

Sin timidez llevó una de sus manos hasta la cintura de este. Sus miradas conectaron y sin siquiera conocerse, ambos ya estaban acercando sus rostros en busca de un beso pero, antes de que estos estuvieran conectados, el más bajo desvió su rostro hasta el oído adverso mostrando de nuevo una gran sonrisa mientras reía.

— ¿Irás tan rápido conmigo? —preguntó colocando ambas manos sobre los hombros del más alto.

— ¿Hay algo de malo en eso? —musitó Taehyung acariciando aquella cintura.

— Ni siquiera conoces mi nombre.

— Soy Jaehyun —mintió— ¿Tú eres?

— Jimin, Park Jimin.

•    •    •

Jungkook suspiró dejando el teléfono de lado. Llevó sus dedos a los costados de su cabeza y masajeó sus sienes tratando de calmar su enojo y el evidente dolor de cabeza que su novio le provocaba.

Llevaba sin responder desde el día anterior y entendía que seguramente estaba trabajando pero, ¿tan difícil era agarrar el maldito teléfono y enviar un mensaje? Ni siquiera entendía por qué estaba tan distante con él. No habían discutido y todo parecía ir bien pero... ¿por qué era de esa forma?

— ¿Todo bien? —preguntó aquel oficial con dos vasos de café en mano.

El rubio llevó la mirada hasta él y sonrió creando una línea en sus labios.

— Supe que... estabas aquí, solo.

— Oh, si, sigo con el caso de Angelo Ricci —suspiró tomando los papeles en aquella mesa— solo hemos descubierto que es italiano, pero... su familia está siendo difícil de contactar.

El azabache suspiró dejando los dos vasos sobre la mesa para luego tomar la silla a su lado y, como acto seguido, sentarse para prestarle más atención. Podía ver en su rostro el cansancio, llevaba casi dos días con lo mismo y lo peor es que de "castigo" lo habían dejado solo con el caso.

— Toma —extendió uno de los vasos— parece que lo necesitas.

— Sunbae... —sonrió tímido— no era necesario, pero gracias —lo tomó— ¿no salías temprano hoy? Ya es muy tarde.

— Oh sí —dio un pequeño sorbo a su café— pero te vi solo aquí y quise acompañarte al menos un rato.

— Ya son las 3 de la mañana, a esta hora espantan, ¿recuerdas? —rió.

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