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—¿Por qué no le dijiste nada?—preguntó, cerrando la puerta tras de sí mismo.

El hombre había visto la tristeza de su sobrino tantos meses creyendo en un principio que se debía a la situación con su madre, hasta el día en que tuvieron una charla profunda en la madrugada. Jungkook irrumpió en la habitación del hombre, subiendo a la cama en silencio, y simplemente lloró hasta que sus lágrimas parecieron terminarse mientras Junghyun acariciaba su cabello. A la tortuosa y repetitiva pregunta de “¿Qué te ocurre, niño?”, ésta vez el menor decidió responder con nada más que la verdad. Y esa verdad, era justamente que deseaba regresar a su pueblo desde el mismo día en que el tren le había dejado en Daegú. Quería volver a ver a Seokjkn, y por sobretodo, a Taehyung.

El hombre había reconocido de inmediato al chico en la calle, tantas veces su sobrino lo describió perfectamente, que antes de que él dijera su nombre, ya estaba seguro.

—Tio Junghyun... M-me dió ve-ver...guenza—se dejó caer en el sofá—, estoy seguro de que no me reconoció.

—Jungkook—suspiró acercándose al menor, cruzándose de brazos—, ¿qué te he dicho de usar lenguaje de señas?

—Uh, pe-pero me du-duele—se tocó la garganta. Aún no se acostumbraba a hablar, tenía que esforzarse bastante para que los demás pudieran oirle y, generalmente al final del día siempre terminaba igual—. Pu-pude hablar... Co-con Tae, y la ca-ca-cajera.

—Lo sé hijo mío, está bien—besó su cabeza con cariño—. Ve a tu cuarto un rato si quieres, te llamaré para cenar.

Jungkook asintió y subió las escaleras, caminando despacio por el frío pasillo hasta su habitación. Se sentía como un trayecto pesado caminar por ese corredor, espeso, como si tuviera que atravesar un pedazo de masa invisible. Quizá era el miedo que todavía no se iba de su ser, al recordar a su madre saliendo de la habitación que ahora estaba vacía y en desuso.

Una vez pudo llegar a su puerta, ingresó a su habitación sin más preámbulos. Fue directamente a abrir su baúl de color violeta, dejando a la vista todas sus pertenencias. No las había acomodado en sus muebles a pesar de que hace casi dos semanas habían regresado a la vivienda.

Mientras una canción de una banda mundialmente conocida, pero de la que él no recordaba el nombre, sonaba en la radio de su tío en la planta baja, Jungkook urgó en el baúl hasta encontrar una foto.

La imagen estaba desgastada, doblada en cuatro partes, pero el chico la conservaba desde el día en que su otra madre se la había obsequiado.

Jungkook había perdido muchas cosas en el trayecto de su adolescencia, pero jamás esa foto con su persona especial.

—Te-tengo que b-buscar a Seokjin—se dejó caer hacia atrás, tratando de recordar dónde vivía el que había sido siempre su mejor confidente.

En cuanto amaneciera el día siguiente se pondría en la tarea de recorrer el barrio en busca de sus amigos.

Esperaba que al menos Seokjkn lo recordara.

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Espero les guste. Cuídense mucho, nos leemos el domingo💜

©ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5

𝐋𝐨𝐮𝐝𝐞𝐫 ² | 𝐉𝐣𝐤+𝐊𝐭𝐡 (𝐓𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora