─🌸 SEGUNDA TEMPORADA DE MUTE.
En medio de una mudanza a una casa que no siente suya, Taehyung se replantea varias cosas. ¿De quién es la libreta? ¿Quién es ese que está en sus sueños? ¿Dónde está el collar morado? ¿Por qué no puede recordar?
Y lo m...
Por alguna razón tuvo miedo de explorar las hojas de esa libreta que guardaba entre sus cosas desde hace años sin saber por qué. Le generaba cierto temor encontrarse con cosas hirientes, o palabras que no fueran agradables.
¿Pero en verdad era ese su miedo?
Su amigo Seokjin le había recomendado leerla solo si creía que era el momento. Y por alguna razón, a pesar de su temor, Kim creyó que el momento indicado era justo ese.
Cerró los ojos y tomó una bocanada de aire, se encontraba sentado en medio de la alfombra en su habitación con solo la luz del velador encendida y las cortinas cerradas. El reloj estaba cerca de dar las dos a.m., no había podido conciliar el sueño después de lo acontecido con ese chico peli-negro, y tenía que ser silencioso si no quería que su madre lo regañara.
Sin meditarlo más, aún con los ojos cerrados, abrió la libreta en una página cualquiera. Le tomó un par de segundos tener el valor de abrir los ojos y leer lo que allí estaba escrito.
«A hyung le gusta mucho verte hablar, Tae. Y a tí te gusta hablar mucho.»
Oh... ¿Y por qué no sentía que fuera una burla? Todos se burlan de que Kim no puede dejar de hablar por un segundo. Hizo una pequeña mueca de lado.
—Su letra es muy bonita—murmuró, y pasó a otra hoja.
"Mi voz siempre ha sido fea, no creo que quisieras oírla. ¿Sabes? Yo no la escucho desde que tenía seis años"
—Interesante... ¿Entonces tuve un amigo que no hablaba?—era tonto, pero jamás había pensado en el porqué el otro escribía mediante una libreta. Y ahí obtuvo una respuesta que no estaba buscando.
Taehyung vió que la conversación seguía en la misma hoja. No pudo evitar reírse con la siguiente oración.
"Ugh, ¿prometes que no tienes olor en tus pies?"
Pero calló de inmediato al leer lo que seguía.
"Me gusta oirte reír. Te ves bonito"
Sus mejillas se pusieron rojas, y se sintió tan tontamente avergonzado por unas simples palabras. Cerró la libreta, la dejó en la mesita de noche para tirarse en la cama boca abajo y hundir su rostro en la almohada.
¿Quién demonios era el tal Jungkook?
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La gente a su alrededor se movía rápido, o al menos así lo sentía el peli-negro que había pasado toda la tarde sentado en el sofá de la sala mirando hacia un punto fijo. No tenía hambre, sed, o sueño. Solo estaba ahí, inmóvil, observando la pantalla negra del televisor, con la cabeza dando vueltas en voces y escenarios pero sin terminar de entender nada al mismo tiempo.