dibu martinez ⎯⎯ puta | s.o.s

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— ¿A dónde vas vestida así? —la voz de Emiliano inundó mis oídos

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— ¿A dónde vas vestida así? —la voz de Emiliano inundó mis oídos.

Hice una mueca, despegué mi mano de la perilla de la puerta y me di vuelta para encararlo. Fingí una sonrisa, poniendo cara de angelito.

— A cenar con mis amigas.

Alzó las cejas de manera incomprendida:— Vení para acá.

Se me iba a armar feo.

Me acerqué al gran sillón en donde se encontraba sentado, con uno de sus brazos por encima del respaldo y su mano sobre su rodilla.

— ¿Qué pasó, amor? —me senté a su lado.

— ¿Te miraste a un espejo, Lara? —rió, y luego se puso serio—. Parecés una prostituta del GTA con eso puesto.

Me mordí el interior de la mejilla y miré el monitor frente a nosotros, estaban pasando la saga entera de Rápidos y Furiosos, con razón mi novio estaba acá sentado y no en su estudio boludeando con el Call of Duty.

— ¿No te gusta mi conjunto? —me levanté y acomodé la pollera de lycra, que se me había subido.

— No hay chance de que salgas con eso, nena.

Lo entendía. Tenía medio culo al aire, y el top de encaje que me había puesto me hacía resaltar las tetas, que bastante grandes las tenía como para andar así por la calle.

Pero sabía que a Eniliano lo provocaba verme vestida así, entonces decidí jugar con él.

— ¿Por qué no, gordo? —me analicé con la mirada, haciéndome la boludita.

— Parecés una puta.

— ¿Y cual hay con eso? Salgo vestida como se me cante.

Bufó con pesadez, tomándome fuertemente de la mano y haciendo que me siente a horcajadas encima suyo. Mi pollera blanca se subió debido al brusco movimiento de hace unos segundos, dejando ver mi tanga negra de encaje.

— ¿Qué? ¿No te gusta que me parezca a una puta, Emi? —susurré, juguetona, y me tomó bruscamente de las muñecas.

— Encima no usás short abajo de la pollera, nena..

Bajó los breteles de mi top y jadeó al ver mi marcado bronceado.

— Andá cancelando la cenita esa, hoy te quedás acá.

No me dio ni tiempo a agarrar el celular ya que Emi me pegó más a él, besándome con lujuria y desabrochando mi corset, dejándome en corpiño a la par que nuestras lenguas luchaban por tomar el control del beso. Una de sus manos fue directo a mi nuca, tirando mi cabeza hacia atrás con el fin de obtener el espacio necesario para atacar mi cuello y dejar marca. De un segundo a otro, sus dedos libres hacían círculos sobre mi ropa interior, esparciendo una humedad por toda mi zona.

shots | scalonetaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora