— Gorda, ¿estás?
— Ya va, Lean... —grité, terminándome de colocar unos aritos de plata.
Me levanté y me acomodé el vestido, que era algo corto y apretado, pero aún así me gustaba, y sabía que a él también le iba a gustar.
— Dale, Lari, que la reserva era a las 20:30 y se hace tarde —escuché.
Bajé las escaleras y me encontré con mi prometido, que estaba chusmeando el celular, dándole la espalda al lugar de donde venían mis pasos. Se ve que escuchó el ruido de mis botas contra los escalones de mármol, ya que se dio vuelta y levantó la mirada para verme.
— Nah, bueno, vos me vas a matar algún día, bombona —me dijo cuando me acerqué y me dio un beso húmedo en la boca.
— Vos no te quedás atrás tampoco, amor —hablé mirando su conjunto que consistía de una camisa blanca y un jean negro ajustado que resaltaba sus tonificados muslos.
Me tomó de la mano y fuimos hacia el convertible que se encontraba en el garage de nuestra gran casa.
Íbamos rumbo a un restaurant a cenar ya que al otro día él marchaba para Qatar a jugar el mundial representando a Argentina junto a sus compañeros, y no nos íbamos a ver por un par de días. Obvio que yo iba a ir a verlo, pero faltaba casi una semana para mi vuelo y él propuso salir formalmente para una mejor despedida. No estábamos acostumbrados a no vernos por mucho tiempo ya que, a pesar de tener nuestro laburo, vivíamos juntos hace más de dos años.
Cuando estacionamos, él sacó la mano de mi muslo, que había estado ahí casi todo el viaje, y abrió mi puerta, ayudándome a salir mientras depositaba un beso en mi mano. Qué hombre, me gané el cielo con él.
En el restaurant nos perdonaron el retraso de la reserva solo porque era la primera vez que íbamos al lugar este. Ah, y además porque le vieron la cara a Leandro.
Nos ubicaron en una mesa box algo oscura y, encima, aislada de las demás, pero el lugar era divino. Además, estaba bueno tener un poco de privacidad. Enseguida nos trajeron las cartas y, de tantas opciones que había, era complicado elegir.
— Bebé, yo sé lo que te va a gustar.. —me dijo, tomándome de la mano.
Terminó eligiendo un combo mexicano, que era mi tipo de comida favorita. Me conocía tan bien.
Cuando pedimos la cuenta y pagamos, nos quedamos charlando un rato para aprovechar nuestro tiempo juntos. De repente, mi piel se erizó cuando sentí su mano acariciando mi rodilla lentamente, haciendo círculos con el pulgar, enviando escalofríos por todo mi cuerpo e indirectamente invitándome a otro lado.
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shots | scaloneta
Fanfic⋆·˚† ༘ * para todas las chicas lindas que fantasean con la selección ⋆·˚since 2023 ༘ * ── jinetacromada selección argentina 𝗑 𝖿𝖾𝗆!𝗈𝖼. 18+ | pedidos cerrados.