-Treinta y ocho-

530 113 22
                                    


Gulf se despertó y con una sonrisa boba miró al mayor pero cuando quiso moverse para darle un beso sintió un espasmo.

-¡Auch!, ¡Mierda!, ¡joder como duele!

Mew se despertó y nervioso miró a este.

-¿Qué?, ¿Qué ocurre?

-Es mi trasero. Maldita sea, duele muchísimo

El músico se rió.

-Oye no te rías- protestó el joven moreno- creo que me lo has roto.

-Lo siento, pequeño pero no te enfades. Es normal, eras virgen y has querido hacerlo toda la noche.

-Solo lo hemos hecho tres veces- le corrigió el veinteañero moreno cruzándose de brazos- Si no te hubieras dormido, si nos hubiéramos gastado la ristra.

El mayor le dió un beso en la mejilla y a continuación se levantó de la cama.

-Anda venga, vamos, te ayudaré a ir hasta el baño. Luego bajaré a la farmacia para comprarte una pomada y te sentirás mejor, ¿De acuerdo?

Según iban caminando, Gulf soltaba pequeños gemidos.

-Auch... Ay... auch...

-Tranquilo, ya falta poco

-Te odio, ¿por qué no me dijiste que dolería tanto?-refunfuñó el más joven haciendo un gracioso puchero, tras entrar en la ducha-la próxima vez te lo haré yo a ti.

Al escuchar eso, el músico lo miró asustado y acto seguido negó con la cabeza.

-Emm... Yo i-iré a la farmacia. Tú duchate... E-Enseguida vuelvo.

Luego de coger en la farmacia el ungüento y lubricante, Mew pasó por la pastelería y cogió unos cuantos croissants recién hechos.

Al regresar, vio que el joven moreno todavía estaba en el baño, así que fue a la cocina y se dispuso a preparar un rico desayuno para reponer fuerzas.

Mientras lo hacía, recordó con una gran sonrisa la maravillosa noche que habían pasado juntos.

El haber hecho suyo a Gulf había sido realmente maravilloso, incluso mucho mejor de lo que se había imaginado que sería.

La piel del joven moreno era muy suave y excitante y sentirlo gemir bajo suyo, le había hecho sentirse el hombre más afortunado del planeta.

Finalmente, unos minutos después, el moreno salió de la ducha solo con una toalla por la cintura y de su pelo todavía mojado, caían algunas gotas de agua.

El mayor al verlo paró de hacer el desayuno y lo contempló boquiabierto.

-Oh joder. Te ves tan malditamente sexy, vas a matarme- habló acercándose sigiloso cual pantera hambrienta, acechando a su presa.

Tras llegar hasta este, lo agarró de una mano y lo acercó hasta su cuerpo, entonces lo sujetó de la cintura y lo sentó a la mesa de la cocina.

-Ni se te ocurra, me sigue doliendo mucho-el joven moreno negó con otro puchero.

-Tan solo iba a besarte y a ayudarte a secarte el pelo.

Lo cierto era que Jeff quería devorarlo, quería saciarse de él de nuevo pero en lugar de eso, se fue al baño y trajo una toalla, la cual puso en la cabeza de Gulf y comenzó a frotar.

Tras terminar y antes de vestirse con ropa de Jeff, el más joven se puso la crema en su adolorido trasero y luego volvió a la cocina para desayunar.

Durante el tiempo que la pareja compartió la mesa, no paró de hacerse mimos y carantoñas, además de risas y algún beso.

28. Olvidé respirar - MewGulf - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora