El día era sombrío y casi nadie se estaba paseando por el pueblo esa tarde. Se notaba que en cualquier momento empezaba a llover, y no una llovía de la linda.
Esperaban que esa lluvia no fuera demaciado fuerte, por qué si no afectaría a los cultivos de manera negativa, osea que los dejarían sin cultivos.
Sofi se encontraba cultivando sus cultivos. Necesitaba hacerlo antes de que empezará a llover, y su madre estaba tendida en la cama, con fiebre e incapaz de moverse, así que Sofi iba a hacer las cosas de la casa y a cuidar de su mamá.
Su cara era incapaz de reflejar otra emoción que no fuera tristeza. Solamente faltaba un día...
Se acomodo el largo cabello que tenía en un rodete mal hecho, y siguió con la cosecha. Ensucian sus pequeñas manos con tierra, manos que por algún milagro, no tenían callos, y eso se agradecía.
Había estado saliendo a vender más veces está semana. Así que tenía plata para comer por lo menos, y tal vez para comprar algo más.
Al terminar de cultivar, metió todo lo que había sacado adentro se la casa. Hoy no saldría a vender.
Se limpió es sudor, y se apresuro a lavar la ropa, limpiar los cultivos, limpiar la casa y las ventanas, hacer una sopa para su madre y ella, y por último bañarse.
Se sentó en un pequeño banquito de madera junto a la cama de su madre mientras le tendía cuidadosamente el plato de sopa para que no callera al suelo.
—Cariño, sabes... sabes que hacer todo esto no es necesario, mamá no quiere que estés todo el día haciendo tareas que yo no puedo hacer. —dijo débilmente para luego llevar una cucharada de sopa a su boca.
—No te preocupes mamá, no hace falta que me digas eso, yo seguiré cuidando de las labores de la casa. —le sonrió a su madre, en un intento de tranquilizarla.
—Sabes cocinar, y bastante bien..... Parece ayer cuando eras una pequeña bebe y te la pasabas gateando de aquí para allá..... Aún eres muy pequeña.... demasiado.... no quiero que vivas como una adulta aún. Quiero que puedas disfrutar tu niñez... pero mamá pronto se irá.... a un lugar tranquilo en el que ya no podrá sentir ningún tipo de dolor o mal estar ¿Entiendes princesa? —acariciaba la mejilla suave y redonda su pequeña hija. Y en sus adentros Sofía, intentaba hacer lo posible para no derramar ni una sola lágrima.
—S.... —queria responder, pero sentía que si decía una sola palabra más, el nudo que tenía en su garganta la obligaría a largar todas las lágrimas que se estaba aguantando. —Si... mama... —las lágrimas comenzaron a caer, una detrás de otras. No podía parar. Solamente se largo hacia su madre y se hecho a llorar con la cara en el regazo de la mayor.
—Esta bien, cariño.... Llora todo lo que tengas que llorar.... —le acarició la cabeza a su pequeña niña. Las dos estaban realmente tristes, pero Estela se mostraba realmente fuerte... aunque unas cuantas lágrimas disimuladas cayeron de sus ojos, intento mostrarse fuerte, para no entristecer más a Sofía.
Necesitaba llorar en ese momento, y largar todo lo que tenía, por qué después no tendría a nadie quien la consolara, nadie que la apoyará, y nadie que tuviera el tiempo para escuchar todas sus penas. Y solo pensar en que su madre era la única persona que me quedaba, le provocaba más ganas de llorar.
Las dos se acurrucaron en la cama mientras lloraban a la par, una más silenciosamente que la otra, pero las dos compartían el dolor de saber que ya no se volverían a ver, al menos no en vida.
Al día siguiente con lágrimas en sus ojos _______ amaneció al lado de su madre. Quien a duras penas podía respirar, y no habría los ojos.
Esto le hacía recordar cuando Claude se enfermo en el Manhwa.
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¿Quien me convirtió en la princesa de ojos esmeralda?
FanfictionSofía, una adolescente de 15 años que quiere ser una persona con un sueldo estable que vive su vida feliz junto a su familia, y sobre todo, junto a su madre. Sin embargo, a veces el destinó tiene preparadas cosas muy dolorosamente distintas. Ahora t...