trece

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Negativo

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Negativo. Otro maldito negativo.

Rabioso, tiró la prueba de embarazo al basurero, mirando su reflejo en el espejo, y se encontró con su cara haciendo una mueca molesta y de ira.

Era la cuarta prueba de embarazo con resultado negativo y estaba a punto de romper algo debido a la frustración y la pena. ¿Por qué su cuerpo no podía quedar preñado?
¿Por qué no podía darle un bebé a Yuta?

Prácticamente hacía el amor con Yuta cada noche, dejando que anudara y se corriera en su interior, permitiendo incluso que permaneciera dentro de él para aumentar las probabilidades de un embarazo, pero no había nada. Su cuerpo no respondía. Su omega se negaba a otro bebé por ahora.

Su triste, herido y frágil omega no quería un bebé de Yuta, no hasta perdonarlo por completo.

Y Mark tenía miedo de que eso afectara a su relación con el alfa.

Iba a casarse en una semana. Luego vendria la luna de miel. Y después... ¿después que? Yuta iba a querer bebés. Bebés que Mark no podía darle. Bebés que podía buscar en otra persona.

¿Y qué pasaría con él? ¿Con Jaemin? ¿Qué pasaría si a su alfa le decía que quería bebés y buscara a alguien más?

Mark tenía miedo de que eso fuera a ocurrir.

Que lo abandonara por alguien que pudiera suplir sus necesidades. Por alguien que no llorara por un engaño ni a veces le hiciera el quite por el sentimiento de traición que le embargaba.

Existían alfas que buscaban más de un omega como pareja, y temía que Yuta fuera uno de ellos.

Mark no quería compartir a Yuta con nadie, lo quería sólo para él, para nadie más.

Suspiró, sentándose en la tapa del baño, y apoyó su cabeza entre sus manos. Segundos después, la puerta del baño se abrió.

-¿Mami? -balbuceó Jaemin con los ojos cerrados-. ¿Осuрао? - Soltó una risa cansada.

- No, no, ven bolita de arroz -murmuró Mark causando que el bebé abriera los ojos y le sonriera, tambaleándose hacia él con sus manos extendidas.

- Pollito Pollito-balbuceó el bebé apoyándose en las rodillas de Mark-. U-e-mos.

Tomó a Jaemin en brazos, sentándolo en su regazo, y le besó la mejilla regordeta, causando que riera.

-¿A qué quieres jugar? -preguntó Mark poniéndose de pie, Jaemin abrazándose a su cuello como un mono-. Mmm... ¿y si vamos a jugar con Ren y Jen?

Jaemin lo miró, arrugando los labios.

-No -refunfuñó-. Tigo no más. Te estanio. Papá abu-i-o.

Le pellizcó la nariz, negando con la cabeza, y lo dejó en el suelo dándole la mano.

𝑲𝑰𝑳𝑰𝑮 (yumark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora