catorce

295 22 13
                                    

A pesar de ser casi verano, Yuta nunca había sentido tanto frío como esa noche, cuando abrió la puerta de su casa y la encontró a oscuras

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

A pesar de ser casi verano, Yuta nunca había sentido tanto frío como esa noche, cuando abrió la puerta de su casa y la encontró a oscuras.

Sintió su respiración cortándose cuando entró y sus zapatos pisaron cerámica rota junto a flores destrozadas.

Los jarrones estaban rotos.

Su estómago se tomó más pesado aun cuando subió las escaleras, siguiendo el rastro de feromonas que había en el aire, su cuerpo temblando en anticipación en el momento en que se detuvo fuera de la habitación matrimonial.

Recordó a su madre frente a él, sonriéndole mientras le decía que Sihyeon esperaba un hijo suyo y decía que había descubierto toda la verdad de Jaemin. Y ahora Mark debía saberlo todo, y tenía claro que eso jamás el omega se lo perdonaría.

Pero Yuta quería rogar por ese perdón aunque no lo mereciera.

Entró al cuarto, viendo inmediatamente a Mark de rodillas ante el armario, una maleta a medio hacer a su lado.

Un raspón doloroso se asentó en su garganta.

-Makku -susurró, su voz temblando.
El omega se detuvo, bajando sus hombros, pero sin voltearse.

Yuta se dio cuenta de que estaba llorando.

Dio dos pasos con la intención de ir a consolarlo, sin embargo, antes de poder hacerlo, Mark habló.

-No te me acerques.

Obedeció, su corazón rompiéndose ante la petición.

Mark puso unas cosas más en la maleta antes de cerrarla, y luego se volteó, su rostro destrozado, sus ojos rojos e hinchados, sus labios temblando.

Sin embargo, Yuta nunca lo había encontrado más hermoso y lejano que esa noche.

-¿Dónde está Jaemin? -preguntó Mark poniéndose de pie.

Yuta humedeció sus labios.

-Está con Jun, en casa de Johnny - respondió.

Mark asintió.

Luego, comenzó a caminar hacia la puerta, dispuesto a irse de alli y nunca volver.

Ante ese pensamiento que llegó a su mente, Yuta lo tomó del brazo, deteniéndolo.

-Perdóname -susurró desesperado-, Mark, mi amor, por favor, perdóname.

-De todas las omegas en este mundo - sollozó Mark-, ¿por qué con mi hermana, Yuta? - su expresión se quebró -. Me mentiste a los ojos. Me dijiste que sólo fueron unos besos, que no la conocías...

Su alfa gimoteó en respuesta, desesperado, queriendo sostener a su derrotado y apenado omega en sus brazos, protegerlo de todo el daño y decirle que todo iba a estar bien aunque fuera sólo una vil mentira.

𝑲𝑰𝑳𝑰𝑮 (yumark)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora