Incondicional ‖Gabenath‖

Tres.

Esta demasiado sumergida en el trabajo que apenas es distraída por un toque en la puerta, permite que accedan demasiado extrañada; no cree que la reunión durara tan poco.

La mueca de su rostro cambia a una asombrada al observar al joven de la casa, apenas ingresa la cabeza un tanto inseguro, después entra y cierra con mucho cuidado la puerta. Sin decir una palabra se acerca a la cama.

-¿En qué puedo ayudarte Adrien? –Pregunta ya que el chico no menciona nada.

-Tan solo quería hablar –Se aventura a sentarse en la cama–, si no te molesto.

-No, tengo tiempo, ¿Qué necesitas? –Adrien sujeta su mano contra la otra, se siente sobre la cama junto a ella.

-Quisiera hablarte de algo… -Mueve sus dedos inquietos–, ¿De verdad tengo que estar ahí?

-Es la fiesta de los miembros del club de tu padre, estarán los hijos y ya que tu padre es el anfitrión, tú lo serás con los hijos. –Explica de manera detallada.

-¿Por qué no puedo invitar a mis amigos? –Alega disgustado.

-Los padres de tus amigos no pertenecen al club y sería incorrecto que estuvieran aquí –Adrien baja la cabeza cabizbajo–, estarán la Señorita Bourgeois, la señorita Tsurugi y tu primo.

-Kagami y Chloé no son muy amistosas entre sí, Félix menos –Admite–, no he estado en grandes términos con ellos asi que supongo será un poco incómodo.

-No lo sabía, parecías muy amistoso con ellos –Pero le es imposible encontrar alguna alternativa–, al menos con la señorita Tsurugi.

-Han sucedido cosas –No da más detalle–, ¿Por qué mi padre puede traer a sus amigos y yo no? 

-No son exactamente sus amigos y es su casa –El joven no puede objetar con lo último, asi que suspira derrotado–, esto es importante para tu padre, ¿Crees poder hacer un esfuerzo?

-Tratare. –Contesta no muy seguro.

 Otro toque más firme interrumpe la conversación, abriendo la puerta de trata del padre del joven quien no evita mostrarse sorprendido por la presencia de su hijo ahí.

-Adrien, deberías estar alistándote. –Totalmente diferente al chico, el hombre está completamente vestido para la ocasión, un pulcro y elegante traje negro, como si de un funeral se tratara.

-Acompañaba a Nathalie. –Audazmente Adrien logra esquivar a su padre.

-Bien pero ahora ve a preparar todo, bajare en unos momentos. –Pide.

-Sí, gracias por esto Nathalie –Se coloca de pie ágilmente–, te veré en un rato padre. –Los ojos de su progenitor lo acompañan hasta que abandona la habitación.

-¿Todo está listo ya? –Cuestiona al aire. Ocupa el lugar de Adrien.

-Sigue las indicaciones al pie de la letra y todo saldrá a la perfección. –Nathalie extiende la tableta hacia el hombre, confía en que ha configurado todo sin olvidar ningún detalle.