KG: Suspiro, por fin he terminado. Es hora de darle un respiro a LN. Demasiado de algo bueno es malo para el alma.
¿Qué alma es peor que la tuya?
KG: No voy a dignarme a responder a eso.
Esposa: ¿Porque no tienes ninguna?
KG: W/E.
Sí, no tienes ninguna. Iré a hacer la comida.
KG: Hmph, al menos sirves para algo.
¿Qué fue eso?
KG: Nada.
Música de la semana: Prepare for the End de Epic Score.
Cita: "¿No es curioso? Estoy disfrutando de mi odio mucho más de lo que nunca disfruté del amor. El amor es temperamental. Cansa. Hace demandas. El amor te usa, cambia de opinión. Pero el odio, ahora, es algo que puedes usar. Esculpir. Esgrimir. Es duro, o blando, como lo necesites. El amor te humilla, pero el odio te acuna". Por Janet Fitch, White Oleander.
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Six dio un paso atrás cuando el cuerpo de Naruto de repente se llenó de poder. Six pudo ver que una niebla negra rodeaba su cuerpo. La chica de la capa amarilla sintió que el aire se volvía denso. Las paredes de acero del barco crujieron y el suelo bajo los pies de Naruto se resquebrajó. El Conserje les chilló a ambos, pero Six vio lo... grande que era Naruto frente a ella. Le recordaba a una pared maciza. Seis tembló. Podía sentir la negrura que rodeaba a Naruto. Podía oírle reír en un tono oscuro y demente. La hambrienta muchacha podía sentir que sus sentidos de autoconservación la alarmaban. Le decían que huyera de esos dos, sin embargo... Seis no sabía por qué sus ojos se llenaban de un deseo tan fuerte por su rubio compañero en ese momento. Esa maldita sensación incómoda la estaba llenando aún más fuerte que antes. A Six le faltaba el aire. Estaba confundida por qué se había quedado. Estaba confundida por esa sensación que ocurría cada vez que miraba a Naruto, y... estaba confundida por la sonrisa torcida en su rostro cada vez que miraba a Naruto. Se veía tan... deseable.
De repente, el Conserje gruñó y balanceó sus anchos brazos sobre la habitación. La sonrisa rota del Naruto de ojos rojos se agudizó. Observó el movimiento del brazo del monstruo con una precisión inhumana. Sí, Naruto podía hacerlo. A pesar del ardor de su cuerpo y del dolor que sentía, podía hacer sufrir a esa... cosa. Naruto podía devorarlo y podía hacer que se desmoronara de miedo. "Cometiste un gran error", dijo Naruto. Levantó la mano y abrió la palma. Naruto agarró el brazo del Conserje. Sus pies se deslizaron por el suelo. Six permanecieron en silencio mientras Naruto sujetaba los brazos del Conserje. Naruto no iba a mentir, para ser un pedazo de inmundicia de aspecto tan escuálido, este tipo tenía mucho más poder del que Naruto había pensado que era capaz. Sin embargo, eso no significaba que estuviera fuera del control de Naruto.
El Conserje chilló de dolor cuando las garras de Naruto se clavaron en su pútrida piel. Su sangre llenó las trincheras de las uñas de Naruto y la niebla que rodeaba a Naruto se arremolinó como un enorme huracán. El Conserje tiró de sus brazos, pero Naruto lo sujetó con toda la firmeza que pudo. Una fuerza sin límites llenaba el cuerpo de Naruto. Podía sentir cómo robaba la fuerza vital de esa cosa. Naruto podía ver cómo se convertía lentamente en una cáscara sin vida del asqueroso saco de mierda que era antes. El Conserje entonces gritó una vez más y blandió su otro brazo hacia Naruto. Naruto se puso rígido y retrocedió. Naruto agarró a Six y los apartó a ambos del camino.
Naruto saltó sobre la pared y aterrizó encima de una rejilla de acero. Six se sorprendió ante esta repentina posición. Movió su capucha para ver a Naruto. Esa mirada de despiadado, cruel y despiadado la enfureció por razones de las que no podía hablar. Sí, Six había tomado la decisión correcta al salvarlo. Esa mirada en sus ojos, Six... la amaba tanto. Tal vez Six entendió, sí, Naruto... era la persona que ella sería si tuviera esa misteriosa aura a su alrededor.
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No Todas Las Pesadillas Son Pequeñas
AdventureNaruto tenía una misión y no había planeado que fuera así. Voces en su cabeza, su cuerpo hecho añicos, una niña de nueve años su compañera para escapar de un recipiente de miedo, locura y muerte. Ni siquiera recuerda cómo ha llegado hasta allí, pero...