Capítulo 2

153 31 1
                                    

El reloj digital en forma de osito puesto sobre la mesita de noche marca: 3:25 a.m y el móvil de Build suena y suena sin cesar. 

—¡Dios, ¿quién es ahora? —se sienta en la cama de mala gana, con los ojos aún cerrados buscando su celular «puede ser Bib», su cerebro reacciona ante el pensamiento y abre los ojos como si le hubieran tirado agua encima. 

Al ver la llamada entrante un nombre conocido pero poco habitual está en la pantalla. 

—¿Madrina? —contesta intrigado de que le llamara.

—Nene, nos vemos en cinco minutos, alista tus maletas. Tu padre quiere a toda la familia en casa y no puedes faltar. Ya se que tienes novio quieres pasar noches de pasión pero, si quieres puedes traerlo y se van a la cabaña que está a unos pasos del mirador —apresura su madrina.

«No vendrá» entristece. 

—Madrina, no creo que sea una buena idea. No estoy de humor para aguantar a toda la familia.

—¿Ni a mi o a tu madre? —pausa con pesar en su voz—. Te extrañamos, nene. 

Build se lo piensa, él también extraña a su madrina y a su madre.

—Bien, pero me tardaré más de cinco minutos —avisa Build dándose por vencido. «De todos modos no tengo nada que hacer» ve a su alrededor y se quita el edredón de encima. 

Build hace tres años se vino de Olmeeds porque su padre lo hostigaba con sus discursos de; "tienes que ser un buen hijo, no te metas en escándalos porque todo el pueblo te ve". "Comparte tus buenas anedoctas, jamás las vergonzosas". El alcalde de Olmeeds no quería dar una mala imagen familiar ni titular. También tenía el problema de que cuando se enteraron que tenía un novio a distancia. No le pareció. 

Le llevó 20 minutos preparar todo, su madrina Jae que a la vez es su tía, viste un abrigo de pelusa, pantalón ajustado negro y botines cafés, con algunas que otras arrugas cerca de sus ojos pero nada extravagante, espera con buena actitud en el so...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Le llevó 20 minutos preparar todo, su madrina Jae que a la vez es su tía, viste un abrigo de pelusa, pantalón ajustado negro y botines cafés, con algunas que otras arrugas cerca de sus ojos pero nada extravagante, espera con buena actitud en el sofá de una pieza a que termine de empacar. 

—Nene, ¿estás seguro que solo eso llevaras? Mira que hay un evento importante y —se queda a la mitad al ver que su ahijado hace una mueca—. Sabes que, no importa. Allá te conseguimos algo rápido. 

Salen del edificio y su tía conduce colocando la radio. 

—Para estos tiempos, buena música —toma el volante y arranca—. ¿Qué tal con él hombre de tus sueños? ¿Por qué no estaba contigo? Tu madre me dijo que vendría para navidad y que estabas muy feliz. 

—No pudo ser. 

—Oh nene, como lo siento. Mira, cuando lleguemos a Olmeeds vamos por unos tragos que te calentaran el corazón —empuña la mano su madrina orgullosa de la bebida—. Y conseguimos a alguien guapo y musculoso para que te dé el mejor revuelco en la cama. 

—¡No madrina! —rie espantado Build—. Lo que quiero decir es que no pudo venir porque su madre enfermo —bajo la voz en lo último con ojos apagados. 

—El año pasado dijo lo mismo. No será que tiene a alguien más con quién pasar la navidad y tú eres... el amante —Jae, no quiere ser cruel solo no quiere que le hagan daño a su ahijado favorito. 

—No. ¡Ves! Tienes el mismo pensamiento que papá. ¿Por qué que todos están en contra de Bib? No lo conocen.

—Hey nene, tranquilo. No es que piense igual que tu padre pero muchas relaciones a distancia pueden ser de engaños y, sí, no conozco a tu novio por eso dudo de él. 

Build se lo piensa, en realidad no lo ha llevado a casa porque nadie está de acuerdo con su relación a excepción de su madre y madrina pero aún así tienen incierto su conocimiento porque no lo han visto. «Bib. No sería capaz de engañarme» ve hacia la ventana confiando en que todo esté bien con su suegra. 

El resto del camino hubo silencio. Build durmió dentro del auto mientras su tía manejaba, hicieron una parada en la gasolinería para comprar sopas, café para desayunar y chocolate para energía. Lo mismo para la tarde hasta que en la noche llegaron a Olmeeds un pueblo con la estatua del fundador en medio de la avenida frente al ayuntamiento y casas modernas con toques hogareños, vecinos agradables, el clima es frío para estas épocas pero no cae nieve y más allá, la casa de los Jakapan un terreno grande con verdes campos y la famosa caballeriza. Clasificados para vender o competir en las ferias anuales para cuando el verano es prominente. 

Build sonríe. Una parte de él disfruta estar en casa, este lugar es donde se crió y dónde creció. 

—¡Hemos arribado familia! —anuncia la madrina de Build en la entrada de la enorme casa, adornada con las cortinas de ceda, el árbol grande de navidad en la ante sala. 

—Oh Build, querido —llega su madre para estecharlos en sus brazos, añoraba a su hijo. 

—Jenna, el nene viene sin su príncipe azul —arruga los labios su madrina siendo tan comunicativa. 

—Mamá, es que su madre se enfermo. 

—Oh que mal ¿Pero como está? ¿Ya salió del peligro? —pregunta Jenna sabiendo que una madre enferma está primero que todo lo demás. 

—Aun no lo sé —arruga la frente Build. «No lo llame ¡Dios! Me olvide» recuerda—. Lo llamaré cuando me establezca. 

—Espero que mejore, pero díganme ¿cómo les fue en el camino? —lleva a su hijo dentro de la sala de estar para que se siente. Su madrina ya había desaparecido con sus maletas a saber dónde. 

—Fue tranquilo, hicimos paradas para comer. 

—Oh si, discúlpame. Ven a comer, debes estar hambriento y yo aquí sentada —Se levanta de un solo Jenna saliendo de la sala hacia la cocina. Equipada y de buena amplitud.

—Mamá, no te preocupes.

—Claro que me preocupo. Eres mi hijo y mereces toda la atención cuando vienes a visitarnos aunque sea una vez al año —se le humedecen los ojos a Jenna. 

«Oh, mamá. Que mal hijo soy» piensa Build dándole un enorme abrazo a su madre. Jenna es su madrastra, la mejor mamá que ha podido tener. No se arrepiente en llamarla mamá se lo ha ganado con el cariño y paciencia que le dio desde que tiene ocho años. Su verdadera madre abandonó a su padre olvidando que tenía un hijo al que cuidar. 

—¿Pero a quién tenemos aquí? —se escucha una cantarina voz—. Sobrino, que gusto verte —abre los brazos un hombre de cabello rubio, barba en forma de cabra y elegante vestir. 

—Tío Douglas. El gusto, es mío —abraza a su tío. Douglas, tiene un hijo, es papá soltero, un cuerpo bien cuidado y aunque tiene 57 años no ha perdido su encanto.

—¿Vienes a presentar a tu príncipe?—pregunta en armonía. 

«Creo que todos se empeñaron en conocerlo» 

—No tío, está muy ocupado. 

—El príncipe se pierde del nene —abulta sus labios y resaltando su barba da la vuelta moviendo su cuerpo, como si fuera de la realeza sale de la cocina. 

—¿Por qué le dicen príncipe? —extrañado pregunta Build a su madre—. Ya sabes, tu papá decía que encontrarías a la princesa o principe que te amará, entonces todos decidieron apodarlo asi —encoje los hombros Jenna—. Ahora si, debes comer. 

Un ruido de personas entrando se escucha y Jenna tuerce los labios, eso significa que toda la familia ha llegado. 

Build suspira le tocará aguantar a sus primos y tíos esta navidad y lo peor es que no faltará más de alguno queriendo apuntar su situación como el engañado de la relacion. Solo quiere una cosa en estos momentos y es poder abrazar a su novio. 

JUNTOS EN NAVIDAD Donde viven las historias. Descúbrelo ahora