ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ

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El reloj marcó las nueve y de golpe Jungkook se sentó en la cama, salto de esta y corrió hacia el baño donde tomó una de las duchas más rápidas en su vida. Para cuando culminó, abrió las puertas de su armario de par en par y lanzó prenda por prenda.

– No tengo nada que ponerme. – soltó tras vaciar el armario y toda la ropa tirada en la cama. Unos golpes a su puerta llamaron su atención así que dio el pase a la persona afuera.

– Sr. Buenos días.. – el rubio ingreso. – el desayuno esta listo y.. – parpadeó al verlo en toalla pero no mostró ninguna otra emoción. – Como le decía, todos esperan abajo.

– Si, si.. esta bien. – asintió cruzandose de brazos mientras veía la ropa. – Jin, una pregunta.. ¿Crees que esto le guste? – tomó una camisa negra, la tela era delgada y perfecta para el día caluroso de hoy además de que algo traslúcida y dejaría ver gran parte de su cuerpo superior.

– Con todo el respeto Sr. dudo que a ella le importe con que y con que no va a visitarla. – respondió neutro.

El azabache viro los ojos.

– Como sea.. – le dio la espalda y se colocó la camisa observándose en el espejo. – Y otra cosa, ya hablamos de lo de "Sr.", no tienes que llamarme así y tampoco atender en el hogar, no eres un empleado.

– Lo se, pero quiero hacerlo. Con permiso. – hizo una reverencia y se retiro. Para cuando el azabache culminó en su búsqueda del look perfecto, salió disparado hacia el primer piso.

– Jungkook, te vas a atorar si comes así. – le regaño su hermana quien atendía del pequeño Omega a su lado.

– No tengo tiempo. – hablo con la boca llena, Zoe formó una mueca y viro los ojos.

– No tienes caso. – dio por hecho continuando con lo suyo.

– ¿Irá a ver a Noona? – pregunto el pequeño. El mayor asintió y recogió sus servicios para lavarlos en segundos. — ¿Puedo ir con usted también hyung?

– Claro que no Señorito, tiene tarea que hacer y ponerse al día en sus estudios. – le recordó la castaña haciendo que el menor cruzara los brazos con un puchero en los labios.

– Me voy. – aviso y salió de casa, saludando a quien se encontraba en el camino.

Sus pasos eran largos y rápidos con el fin de no correr. Empujó la puerta y se acerco a recepción donde al instante fue atendido he indicado la habitación de siempre. 

Tomó el elevador y en el reflejo del espejo acomodo su peinado al igual que alguna que otra arruga en su vestuario. Mientras tanto, tres pisos más arriba en una de la tantas habitaciones la azabache observaba al doctor con la mirada en blanco.

– Haber si entendí. – hablo tras un largo silencio. La noticia le había impactado a sobre manera. – Primero, dices que si reprimo por mucho tiempo mi aroma, ¿puede que llegue al punto de perderla?. – el hombre en bata asintió. – Y luego dices que no soy una Omega o mejor dicho, lo soy, pero una dominante. – volvió asentir el mayor. – Estoy por desmayarme enserió.

– Escuche señorita, lo primordial ahora es su salud. Tengo entendido que lleva reprimiendo su aroma por años lo cual no es malo hasta cierto punto. ¿Cuántos años han pasado ya?

– Am..¿Doce?

– Doce. En ese caso, lo más probable es que vaya perdiendo su aroma entre unos dos a tres años más adelante y eso podría afectarle tanto a su loba como a a usted, que por cierto, ni siquiera lo notara. Sobre lo otro, usted no es una Omega comun, es una Omega Dominante. Categóricamente extintos o más bien poco vistos, son prácticamente un poco más fuertes que los Omegas normales pero eso sí, lo sumiso no se les quita.

𝔈𝔠𝔩𝔦𝔭𝔰𝔢 - ᴊ.ᴊᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora