Lo Que Oculta La Máscara 2: Save My Life - Juliantina G!p (Terminada)

Capitulo 12

Edith se despertó cuando una pequeña lengua húmeda llenaba de besos y lametones toda su cara, la primera reacción fue el pasar su mano por el rostro y moverse quejumbrosa, al entreabrir los ojos se encontró con la mirada de Mushu que se había tumbado encima de su pecho y le daba los buenos días:

— Acabas de demostrar que es un mito todo eso de que los animales se parecen a sus dueños.

Dijo pasando sus manos para acariciar la cabecita del chihuahua que meneaba el rabo, también esperando a que abriera la puerta y poder salir. Edith arrugó un par de veces la nariz para oler el aroma que empezaba a embriagar todo el piso. La chica se levantó, bostezó, estiró los brazos para desperezarse y mientras caminaba hasta la puerta de su habitación se rascaba el cachete derecho. Mushu bajó corriendo de la cama e incluso emitió en pequeño ladrido.

Se escuchaba mucho ajetreo en la cocina, la adolescente poco a poco fue acercándose y voila, ahí estaba Lauren perfectamente arreglada con un vestido granate ajustado, el pelo suelto con los mechones sujetados por unas pinzas y se había puesto un delantal para no ensuciarse. Quizás lo que iba discorde a su atuendo aparte del delantal, era esas zapatillas viejas de color rosas con unas orejitas de conejo. Frunció el ceño cuando vio en la encimera de la isleta cantidad de comida, desde tostadas, tortitas, frutas, cafés, zumos beicon y parecía que estaba preparando unos huevos para hacerlos revueltos:

— ¿Va a venir todo el vecindario a desayunar?

Lauren se giró y miró a su hermana pequeña, en los últimos años había lidiado con adultos y los pocos niños habían estado lo más cercano a ella habían sido los críos de Juliana, de los cuales huía como si fueran hobbits enloquecidos por el tesoro de mordor, así que, para la castaña, Edith era como otro espécimen del cual no entendía el idioma, si al menos hubiera pasado por su edad como cualquier adolescente normal, quizás llegaría a empatizar, pero no era el caso:

— No sabía que desayunabas, ni que te gustaba, así que...— explicó mientras forzaba una sonrisa, lo cual le hacía sentirse más ridícula aun— hice de todo.

Edith también miraba a su hermana mayor como si fuera un bicho muy raro, señaló una tostada con el dedo índice:

— Con una tostada y una coca cola cero me hubiera valido.

Respondió con esa sequedad que tanto caracterizaba a los Jaureguier, como si ser ositos amorosos fuera parte de un pecado vete tú a saber. Solo durante unos segundos Lauren volvió a viejos tics nerviosos, como torcer el gesto y dar unas leves pataditas al suelo con la punta del pie. Edith achicó los ojos al percatarse de ese detalle, Jauregui se giró un poco brusca tiró la espumadera en el fregadero:

— Después de todo estoy cansada de cocinar, deberías alimentarte mejor— decía mientras apagaba la vitro y retiraba la salten— estás en crecimiento

— ¿Cómo te has hecho eso?

Lauren estaba guardando en el frigorífico los cuatro huevos que le habían quedado sin romper, cuando miró sin entender a su hermana pequeña:

— ¿El qué?

Edith se señaló el pómulo, tenía la boca llena por la tostada y sin esperar a tragárselo, habló con la boca llena:

— El golpe en la mejilla ¿Y esas ojeras? ¿A caso no duermes o qué?

— Soy muy torpe me di sin darme cuenta con el...— se giró nuevamente para dar la espalda a la muchacha— con el secador de pelo— lo primero que se le pasó por la cabeza— y no hables con la boca llena.

Edith comenzó a reír con ironía, atrayendo nuevamente la mirada de la morena:

— Ese es el problema de los mayores— se apoyó en la isleta de la cocina— que penséis que un niño no se da cuenta cuando les mienten bueno, pero que lo sigáis haciendo a mi edad, puedo hacerme la tonta eso no quiere decir que lo sea ¿Sabes?