CORONA DE CRISTAL

EL INICIO DE TODO

-Que opina usted princesa- pregunto uno de los ministros después de leer la propuesta sobre a donde se dirigiría el presupuesto

Asentí y sonreí con delicadeza actuando como si estuviera de acuerdo con la propuesta

A los ministros ni a nadie les importaba realmente mi opinión, solo lo hacían como un acto de cortesía y así poder fingir que mi voz tenía algo de relevancia dentro de la sala y quedar bien ante el rey, mi padre

Odiaba el hecho de que quisieran bajar aún más el presupuesto asignado para las escuelas del reino y elevar sus impuestos para poder re abastecer el depósito de armas, me parecía un acto ilógico sabiendo que por el momento no hay amenaza debido a que los reinos vecinos no tienen la artillería suficiente para atacar siquiera a un doceavo de nuestro ejército y los demás se encuentran recién caídos después de la conquista de Astoria sobre ellos, los reinos que podrían atacarnos nos les conviene debido a los tratados y el hecho de que se iniciaría una guerra masiva y nadie quiere eso a nadie le conviene, en cambio de eso podríamos bajar los impuestos y empezar a crecer la parte más baja de nuestro reino a través del negocio mercantil, somos de los reinos más ricos en ciertas mercancías e incluso tenemos cultivos endémicos de Vanish

Las mujeres y mucho menos las princesas tenemos mucho voto en las decisiones, por que siempre somos subestimadas, sin embargo desde pequeña e intentado dar mi voz y voto en las decisiones que se tomaban para el reino de Vanish, se que podría ayudar si me dejaran involucrarme tanto como ellos lo hacen sin embargo tenía un trato con mi padre, yo podría ser oyente y "participe" de las reuniones del reino a cambio yo debía ser la princesa, la clara imagen de una dama real, la imagen de la familia real, lo cual se basaba en sonreír, asentir ante todo, siempre tener una imagen impecable y demostrar lo que una dama es

Ante todos yo era perfecta, pulcritud y belleza, una mujer respetada y admirada por ejercer su papel a la perfección, todos sabían que encontraría al noble Perfecto para unirse y ampliar Vanish, el sería el Perfecto soberano y yo la reina atenta que escucha, madre del próximo heredero

-Bueno con esto damos por terminada la reunión- dijo con un tono alto mientras se levantaba de su asiento para salir por la puerta, después de que él se levantara yo podía levantarme, no sin antes dedicar una sonrisa que valla adelantando mi acción

-señor, rey, padre, si pudiera escucharme un momento podría sugerirle un par de ideas para el presupuesto- dije mientras ambos caminábamos fuera del salón

-Eloise querida, admiro tu dedicación con el reino, pero debes entender que ese no es tu papel, te casarás y si tu marido te lo permite podrás ayudarlo a él con tus fantásticas ideas- dijo con una sonrisa

No me gustaba su manera de ver las cosas y de rebajar mis ideas, pero no decía nada al respecto, no por que no quisiese sino por que sabía que si encontraba a la persona adecuada podría gobernar junto a él, no bajo él, porque lastimosamente el gobernar sola no era ninguna opción

-Otra cosa, necesito que por el momento seas un apoyo para mi y no contradigas ninguna de mis ideas, quedarás mal como dama y no serás el ejemplo Perfecto para la familia real, confío en ti, no me decepciones, ya arriesgué mucho al tenerte de invitada en las reuniones de gabinete- dijo de manera confidente mientras se alejaba de mi lado y dirigía hacia donde uno de sus hombres le llamaba

-madre- mencione su nombre pidiendo permiso para entrar a su salón una vez me encontré frente a el, ella lucia su habitual vestido color azul que hacía resaltar el tono café de sus ojos, pulcritud y sencillez pero elegancia en cada una de sus presentaciones la habían hecho resaltar

Ella era algo conformista, no en el mal sentido, siempre estaba viendo el lado bueno de las cosas, la admiraba por ello, no era ambiciosa, disfrutaba de la tranquilidad de su hogar, el palacio real, era la reina perfecta o lo que la gente describía como ello, pero por alguna razón yo no podía aspirar a ello