-Repítemelo una vez más. ¿Me estás diciendo que decidiste, voluntariamente, no cogerla? ¿Eres idiota?
-Oh Nai, relájate un poco. Eres un soso. Ceri está de acuerdo conmigo, ¿a que sí?
La otra mujer que había en la sala levantó las manos para defenderse de las dagas que Naíde echaba por los ojos.
-A mi no me metas en tus desastres, Halia. Lo único que he dicho es que no creo que vayas a tener muchos problemas para encontrarla, eso es todo.
Naíde cerró los ojos y se cogió el puente de la nariz con dos dedos, intentando relajarse. Halia solía ser un poco despreocupada a veces, pero esto era directamente insensato.
-¿Y qué te hace pensar que será fácil? En realidad, perdón, Halia, ¿me puedes explicar por qué no te molesta no saber en dónde se encuentra ahora mismo?
Halia se encogió de hombros. Estaba tirada cuan larga era en su sofá favorito, el amarillo, ocupando el espacio de tres personas. Acababa de contarles lo que le había ocurrido anoche, pero la reacción no había sido exactamente la que esperaba.
-¿De verdad no te parece gracioso que la humana esa se desmayara por un beso de nada?
-Si llegó a desmayarse, arrancándote la camisa en el proceso, igual y solo igual no fue solo ''un beso de nada''.- Apuntó Ceri acertadamente. Cuando decía que no quería meterse entre las discusiones de Halia y Naíde lo decía sinceramente, pero tenía sus opiniones y muchas veces le perdía la lengua.
-Ese no es el punto.- Insistió Nai, sin querer desviarse del tema.
-Bueno... la chica es de aquí, creo.
-¿Crees? – La voz de Nai escaló tres octavas mientras lo decía.
-¡Eso no es lo importante! Era dulce, muuuy inocente. Intentará devolverla, estoy segura.
-Y digo yo, así, pensando en voz alta, ¿le diste tu número? ¿Tu nombre siquiera?
-No.
-¡¿Entonces cómo va a intentar devolverla?!
-Pues...
Halia se incorporó, frunciendo el ceño. De acuerdo, eso sí era un pelín preocupante. Por suerte, Ceri saltó al rescate.
-A ver, vamos a tranquilizarnos. No es como si pudieras alejarte de ella ahora. Dijiste que parecía conocer al camarero.
-Como mínimo no le pagó la última copa. Les vi riendo y cuando fue a bailar... fui con ella.
-¡Pues ya está! Vuelve por allá y pregúntale al camarero. Así encontrarás a tu chica misteriosa y asunto resuelto.
Halia volvió a tumbarse, asintiendo con la cabeza. Miró el reloj; aún faltaban unas horas para que empezara a llenarse el Elysio. Tenía tiempo de sobras.
-Lo cierto es que... no quiero recuperar la camisa.
Ambos se giraron como si hubiera soltado la peor de las injurias. En cierto modo, lo había hecho. Halia cerró los ojos y se encogió de hombros. Sabía que no iba a gustarles, pero igual estaban exagerando un poco.
-Quiero decir...- el silencio era tan denso que casi se podría haber mordido.- Me gusta estar aquí. No tengo especiales ganas de volver y mientras no tenga mi camisa... no puedo, directamente.
Sus amigos se miraron y Naíde tardó un poco en hablar, con toda la suavidad que pudo reunir. Era un tema delicado.
-Halia... no deberías jugar con eso. Entiendo que te guste estar de vacaciones, pero...
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Bajo tu piel
FantasiSe cruzaron por casualidad, pero el primer vistazo fue el definitivo. Un impulso, una decisión un tanto cuestionable y un plan que se tambalea por todas partes. A Halia se le acaba el tiempo. Necesita una excusa para quedarse en el Plano de los Hum...