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Era sábado. Muchos aprovechan esos días para salir a fiestas. Algunos para ver películas. Otros usan ese tiempo para leer (lo hubiera hecho en otro momento). Son pocas las personas que aprovechan para terminar las tareas y no hacerlas a último momento.
Yo simplemente lo empecé a usar para poder estar conmigo misma. Eran esos los días en los que podía desaparecer del resto.
Hoy no era la excepción.
Poco me importaba llegar a perderme en el inmenso bosque. Desde pequeña siempre ha sido mi lugar favorito.
Me ajuste la mochila que llevaba y baje. Charlie como siempre no estaba. Isabella había salido con su novio (aunque esté parecía lejos de estar feliz cuando vino por ella).
Me adentre al bosque y comencé mi caminata. El olor y la brisa fresca no tardaron en llegarme.
Conocía una parte del lugar, pero tome la iniciativa de ir por una parte que no conocía. No era estúpida. Deje algunas marcas con listones para poder saber el camino de regreso.
Ni yo misma supe cómo llegué a lo que parecía ser un prado repleto de flores. Logre ver a dor personas.
Menuda suerte
Vi que eran Isabella y su novio. (Que tenía cara de sufrido). Este último me vio. Parecía desconcertado. Sonreí de lado y me di media vuelta.
Al final me quedé junto a un pequeño río que dividía el bosque en dos. No era un mal lugar para pasar el rato.
Saque el cuaderno que tenía junto a mis lápices.
•§•
El tono de una canción muy conocida para mí me hizo dejar de lado el dibujo que hacía.
—¿Bueno?
—Cariño...—esa voz.
—Hola...
Sentí un nudo en la garganta y como está se cerraba. Mi labio empezó a temblar y mi vista a opacarse.
—Hola.
No pude evitarlo y comencé a sollozar. No merecía que me llamara. De todas las personas fue a quien más lastime.
—Pequeña...
—Lo siento. Joder. Lo siento mucho.
—Deja de disculparte. Sabes que no te guardo rencor querida.
Debería. Encerio debería odiarme. Yo lo hacía. Ni siquiera merecía que me volviera a dirigir la palabra. Mucho menos a llamarme.
—Me enteré que estás en Forks. ¿Cómo estás por ahí?
—Bien.—me sentía la peor persona por mentirle—Me encontré con dos de mis amigos de la infancia. Estoy volviendo a dibujar.
—¡Eso es una excelente noticia! Estoy muy feliz de oír eso.
Estube hablando un poco más y me iba contando como iban las cosas en Phoenix.
—Tengo que irme querida.
—Vale.
—Te llamaré pronto.
—Vale.—repetí incapaz de poder decir otra cosa.
—¿Pequeña?
—¿Si?
—No tienes la culpa. No fue tu culpa. Deja de torturarte con eso. Sigue adelante. Vuelve a ser feliz. Por favor.
Solloce negando como si me pudiera ver. Yo no merecía ser feliz. No después de lo que pasó.
Tome entre mis manos el pequeño anillo que tenía colgado en mi cadena. Aquella sortija que me recordaba las consecuencias que habían ocasionado mis errores.
—Lo intentaré—dije para que estuviera en calma.
—Vale.
Colgué la llamada y cubrí con mis manos mi boca tratando de callar mis sollozos.
Mi llanto se hizo cada vez más fuerte. Estrujaba el anillo llevandolo a mi pecho.
Mi respiración era irregular. Respiraba agitada tratando de parar las lágrimas.
—Esta bien.—sentí unos brazos conocidos rodearme—No te contengas. Saca todo lo que llevas acumulado.
Lo hice.
Todo aquello que no pude sacar en meses lo saqué. Todos los sentimientos que no llegaron ese día me golpearon en ese mismo momento.
Por primera vez en mucho tiempo me mostré débil ante una persona que no era el.
Por primera vez me volví a sentir humana.
Y fue con Jasper Cullen.
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Amanecer
VampireEl inicio de una vida puede ser el fin de otra. Y el final de una historia da comienzo a una muy diferente. Dos historias de amor diferentes. Dos chicas completamente distintas. Alba. Iveth. ¿Estarán dispuestas a dejarse llevar? ¿Dejarán que la...