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10 de febrero de 2011.

Querido diario... No estoy bien.

Lo que debió ser un reencuentro con mi hermano termino siendo algo peor.

Mi hermano me había hablado dos días antes de la noche buena.

Compro los boletos. Vendría para navidad. Hablamos de todos los planes que teníamos apenas llegará, le hable de Alba, de lo mucho que deseaba que la conociera.

Me prometió que haría de todo por quedarse el mayor tiempo posible.

Nunca llegó...

Hasta hoy en día no sabemos nada de él. Ni de que fue de aquella tarde en la que jamás llegó.

No célebre navidad. Ni año nuevo. No celebré nada. Quería a mi hermano conmigo.

Mis padres han contactado a todas las personas posibles para ayudarnos.

Ni siquiera había hablado con Alba luego de eso, mi celular no había sido tocado desde que todo empezó.

Fue por eso que me sorprendí al momento en que ella entro a mi habitación, de la cual no había salido hace días.

—Estoy aquí. Estoy aquí. —Me aferre a ella soltando sollozos.

En otra ocasión me hubiera sorprendido el hecho de que ella fuera quien me abrazará.

Justo ahora lo único que quería era llorar. Yo siempre había sido muy abierto a mis sentimientos.

Llorar no me avergonzaba. Mamá decía que estaba bien. Que era una muestra de lo fuerte que somos. Que seguimos de pie.

—Ellos dicen que llegó a Phoenix, el venía camino a casa.

—Perdón. Lo lamento Dani.

—El detective...-trate de hablar entre sollozos. —dice que existe la posibilidad de que lo que estamos buscando sea un cadáver. —las lágrimas salieron con mayor fuerza, y sentí como su cuerpo se tensaba. —Encontraron su chaqueta repleta de sangre.

Ella se separó de mí y me miró. Arropó mi cara entre sus manos y la acerco a su pecho. Me acaricio el cabello mientras yo seguía llorando junto a ella.

— ¿Cómo están tus padres?

—Mamá está destrozada. Papá trata de mantenerse fuerte para los dos. Los compañeros de Mattheo se enteraron y no tardaron en llamarnos...

—Joder Dani, enserio lamento todo esto. No sé ni que decir, enserio perdona. No soy buena con esto.

—Que estés aquí es suficiente para mí. Perdona por no responderte. Yo no quería molestarte.

—Me tenías preocupada. Tuve que llamar a tu mama para saber todo. No vuelvas a hacerlo. Cuando me lo contó todo tome el primer avión. Dani, mierda. Jamás me molestarías, eres una de las pocas personas que soporto.

Alba estuvo en todo momento para mí.

Cuando se cumplió un mes de que mi hermano desapareció... La esperanza se perdió.

Todos los oficiales no pudieron encontrar nada. Ni siquiera los que habían contratado mis padres.

Fue doloroso tener que despedirse de mi hermano con una caja vacía.

Mamá dijo que era lo mejor. Ella confesó que una parte de ella ... Ya sabía que mi hermano se había ido.

Talvez fue precipitado. Talvez debimos esperar más tiempo. Pero así fueron las cosas.

Tuve que dejar ir a mi hermano. Y ni siquiera me pude despedir de él cómo se debía.

Todos los maestros entendieron mi situación y me dieron unos días. Claro que tuve que volver después. No quería perder otro año más de escuela.

Mi pequeña tormenta jamás me dejó solo. Siempre me ayudó con su compañía. También pasaba tiempo con mamá y papá quienes apreciaron el gesto.

Sabía que Alba no era buena consolando a las personas, pero el hecho de que haya estado ahí conmigo y con mi familia era suficiente.

Ojalá Mattheo la hubiera conocido. Estoy seguro que estaría encantado con ella. Ahora lo único que tenía de él era una cadena que pude conservar de entre todas sus cosas.

Su habitación fue cerrada y nadie más que mis padres tenían la llave.

Una vez atrape a mamá en su cuarto, abrazando una de sus camisas mientras lloraba.

Está de más decir que ambos terminamos llorando juntos ese día.

Solo espero que esté donde esté se encuentre bien.

Mientras yo seguiría extrañándolo cada día un poquito más.

Daniel.

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