Capítulo 2

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Xiumin entró en la sede, tratando duro de no notar que su llegada se encontraba con las habituales respuestas. Mantuvo su enfoque hacia adelante, pero su visión periférica seguía atrapando las miradas de cautela, las expresiones apenas enmascaradas de repulsión, las exclamaciones de horror, todas las reacciones de oh-notengamos-un-Leopardo-en-nuestro-medio.

Caminó por el centro de un vasto edificio, molesto porque los felinos siguieran recreando la apertura del Mar Rojo. Apartándose para dejarle paso. Cuando una mujer incluso dejó escapar un pequeño grito, frunció los labios en auto-odio. Maldita sea, ¿quién necesitaba a un maldito coco cuando había un Leopardo en el edificio?

A pesar de que habían pasado varios meses desde que Xiumin y sus dos hermanos adoptivos, Ten y Henry, habían sido acogidos en el seno de la coalición, nunca se había sentido tan fuera de lugar. Mientras que Ten y Henry habían encontrado a sus parejas, armado su nidito dentro de la comunidad y habían sido felizmente aceptados por su familia biológica recién descubierta, Xiumin se había retirado más dentro de sí mismo. Por supuesto que esto no ayudó mucho, ya que Xiumin todavía tenía algunos miembros de su familia de nacimiento vivos, pero no querían tener nada que ver con él. Los Leopardos normalmente vivían solos y no se conocían por sus acarameladas maneras. Los Leopardos eran agresivos, mezquinos y odiaban a su propia clase más que a nada. Si Xiumin y su padre biológico entraran en la misma habitación, sólo uno de ellos saldría caminando con vida.

No había duda en la mente de Xiumin acerca de este pequeño hecho.

Dejó escapar un suspiro mientras escondía los dedos en los puños apretados. Era en momentos como éste que deseaba realmente estar muerto y tener ese frío en el interior, como todos suponían. Tal vez entonces no sentiría el aguijón del rechazo cada vez que otro felino lo miraba como si fuera el doble de Hannibal Lecter o algo así.

A pesar del hecho, no hacía nada para demostrar lo contrario a las expectativas que todo el mundo tenía de los Leopardos. Xiumin tenía sentimientos y hacían que se sintiera herido. Muy a menudo, de hecho. Se preguntó lo que todos pensarían si supieran que casi todas las noches hundía el rostro en la almohada y gritaba hasta que la garganta se le lastimaba y su voz se quedaba ronca. O que aún llevaba una foto de su madre con él en todo momento. La fotografía estaba arrugada por la cantidad de veces que la había tocado, la imagen estaba marcada con manchas de lágrimas.

Tragó saliva, el dolor emocional era mucho peor que el dolor que venía de su mano lesionada y su costado. A medida que se llevaba la mano ilesa a la herida en su flanco derecho, palideció por la cantidad de sangre que había en su empapada camisa. Se dio cuenta de que debería haber pedido ayuda en la escena en vez de conducir hacia la sede. Todos los equipos tenían un médico con ellos, así que todo lo que tenía que hacer era hablar.

Con el ceño fruncido torció los labios. Por otro lado, podrían haberle ofrecido su jodido médico. Aun cuando Donghae y los demás no habían sido conscientes de la herida en su costado, todos habían visto su mano cortada por lo que sabían que había sido herido. Pero nooooooo... todos habían estado demasiado ocupados estando ofendidos por sus actos horribles como para preocuparse por las pequeñas cosas como que tenía una hemorragia.

No ayudaba a calmar su estado de ánimo que a pesar de tener tres muertes más en su haber, aún no había acabado con el cabrón que lo había llevado allí en primer lugar.

¡Joder! Sin embargo, otra vez había fracasado en buscar su objetivo. Esta era la cuarta vez que había estado seguro de que tendría al cambiaformas Cobra acorralado y cada vez el hijo de puta lograba escaparse. Para colmo, no había llegado a tiempo para salvar a los humanos. Mientras que Xiumin por lo general no les daba a los humanos un segundo pensamiento, habría sido agradable haber llegado allí antes de que los pobres estúpidos se convirtieran en comida de Serpiente.

Serie de los CP 09 - El Toque de un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora